1. La carta, el fin de un amor (Parte 3 de 3)


    Fecha: 29/10/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    ... roto el culo dos veces, solo eso, pero también me había hecho sentir viva, me había hecho sentir puta, deseada, sucia, y eso era demasiado excitante…
    
    La mesera vino a mi encuentro y me sacó de concentración, era tarde, seguía diluviando y casi no había gente en el lugar, me consultó si quería algo más, le agradecí pero dos cervezas eran suficientes, saqué unos billetes y saldé la deuda, me agradeció con una sonrisa y la vi alejarse.
    
    Tomé el último trago del vaso y volví a llenar con lo que quedaba en la botella.
    
    Así que era cornudo y jamás me había enterado, mi jefe, ese que se hacía mi amigo, tan bueno y que desinteresadamente me había regalado horas extras, y mi pequeño colibrí, como solía llamarla, si había sido todo amor y dulzura para ella…
    
    Una lágrima rodó por mi mejilla y calló al papel, la tinta empezó a correrse, la sequé con la mano y me dispuse a seguir leyendo.
    
    Medité mucho lo que pasaba, me decidí a terminar con Dardo, no podía seguir así.
    
    Una mañana hacía un calor que derretía la tierra, me puse una minifalda y una remera holgada, no intentaba verme provocativa pero sabes cómo son las temperaturas de verano.
    
    Fui a la empresa decidida a darle un corte y en la recepción me hicieron esperar, fue raro pero estuve más de dos horas sentada sin hacer nada, en esos minutos el cielo se puso negro y empezó a diluviar, esto solo hizo levantar la temperatura del asfalto caliente y el calor fue agobiante, me sentí transpirar, parecía el mismo infierno. ...
    ... Al fin Dardo se acercó al lugar, me saludó escuetamente y me invitó a seguirla tratando de no levantar sospechas en el personal de vigilancia.
    
    Salimos en su coche sin rumbo fijo, los limpiaparabrisas no daban abasto para sacar el agua de lluvia que se depositaba sobre el vidrio haciendo casi imposible ver hacia afuera, comenzamos a discutir, como en su oficina parecíamos hablar distintos idiomas, no nos escuchábamos, yo solo decía que dejara de molestarme y extorsionarme, que para el solo era sinónimo de sexo y él me decía si acaso me había vuelto loca con esto de visitarlo en la empresa, si acaso no me daba cuenta el riesgo implícito de todo esto, él era un tipo conocido, yo era la esposa de un empleado.
    
    Terminamos a los gritos como perro y gato, cuando el detuvo el coche en un semáforo me bajé y di un portazo tras de mí.
    
    El estacionó y empezó a seguirme a corta distancia, pronto la lluvia nos envolvió y quedamos mojados de pies a cabeza, pero la discusión hacía que el agua tibia pasara a segundo plano.
    
    Yo leía con atención cada una de las palabras, con una mezcla de sensaciones, dolor? excitación? ira? placer? odio?, tomé otro trago de la cerveza que ya estaba tibia, afuera el aguacero parecía no tener fin y me llevó nuevamente al texto, donde imaginé ese día, seguramente sería como este día…
    
    Pasamos por un tenebroso y maloliente callejón, atestado de contenedores con basura, él me tomó del brazo y me metió a la fuerza en el, bramando
    
    Así que no quieres ...
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