1. Chris y yo


    Fecha: 13/03/2021, Categorías: Confesiones Autor: caprimadon, Fuente: CuentoRelatos

    ... claramente mi sueño. Salíamos con nuestras novias y estábamos riéndonos en un Starbucks, supongo. Entonces, tuve esta necesidad fuerte de tomarnos de las manos, así lo hice. Lo miré a sus ojos azules y su hermosa cara. Toqué su dedo de en medio y acaricié con mis dedos la palma de su mano.
    
    Él estaba observándome con sus ojos hermosos y tomó mi mano de la manera más perfecta. En ese momento el mundo solo estaba entre él y yo, en un arrebato de audacia, besé sus hermosos labios rosas, los labios que inconscientemente tanto anhelaba cuando veía todas sus fotos. Tenían el sabor de un dulce néctar, yo lo percibía, aunque solo fuera un simple sueño. Aun así, anhelaba probarlos más. Su entusiasmo me estaba volviendo loco ya que él también estaba devorando mis labios, mi lengua y mi boca. Sus manos volaron sobre mi cabeza a mi nuca, a mi espalda, a mi trasero, después escalaron a mis abdominales y mi trasero. Lo sentí todo, su toqueteo necesitado, sus besos avariciosos. Él me estaba succionando, probando todo lo que podía. Eso me mandó al más allá. La sensación de ser deseado y querido. Estaba sediento de eso.
    
    Pero insisto, era solo un sueño. O un sueño dentro de un sueño. El besarnos y las cosas que hacíamos solo eran un sueño dentro del ...
    ... hombre que estaba en mis sueños. Era solo una ilusión de lo que pasaba en mi cabeza.
    
    Reaccioné y volví a la línea del Starbucks, donde la gente podría mirarnos. Entonces tomé su mano y la escondí de nuestras novias. Sin embargo, mi novia, vio nuestras manos, y me sonrió como sabiendo lo que pasaba, para después guiñarme un ojo.
    
    Eso fue todo.
    
    Desperté con una erección tremenda y un desastre en mis boxers. Estaba lleno de precum; pensé que tenía un sueño húmedo y me corrí. Nunca había estado así, mi pene estaba tan duro que podía casi sentir la piel estirada como nunca antes. Era un dolor delicioso, y así mientras lo envolvía en mis manos alrededor, explotó, como un volcán, mandando toda su corrida sobre mi abdomen, incluso llegando a mi cara y más. Perdí la cuenta de cuantas veces mi dolorosa verga se convulsionó hasta que sentí mis bolas aflojando y contrayéndose lentamente entre mis muslos.
    
    Mi verga era un problema, sin embargo, a pesar del orgasmo intenso no se suavizó. Después de unos minutos, regresé a masturbarme, fantaseando mi mano era la de… mi novia, sentía que no me podía venir, entonces imaginé la boca de Chris, y exploté otra sesión de masa cremosa blanca.
    
    “Mierda”, exclamé mientras me recostaba de nuevo en mi cama. 
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