El Principio del fin 5 (no regresamos a casa, ninguno de los tres)
Fecha: 18/03/2021,
Categorías:
Masturbación
Autor: Avariciasex, Fuente: CuentoRelatos
Cuando desperté, Lidia estaba ya arreglada para ir a trabajar. Le pregunté cuando nos íbamos y me contestó…
- El vuelo sale esta tarde. Tengo que hacer una última gestión y comemos juntos antes de marchar.
Yo le dije que eso sería fantástico, y que quedábamos en el restaurante del hotel a la una. Ella me contestó…
- No, ve a esta dirección a la misma hora, allí nos vemos.
Me besó y se marchó. Todavía recordaba lo que sucedió anoche y todavía no podía creérmelo. Creía que mi suerte había cambiado, que, por fin, algo interesante y genial, me estaba pasando en mí hasta ahora vulgar y aburrida vida.
Como todos los días, Lidia había dejado un fajo de billetes encima de la mesita. Esta vez había como dos mil quinientos euros. Como ya no me quedaba un duro, cogí parte de aquel dinero, quería comprarme algo de ropa elegante para salir a comer. Me dirigí al recepcionista del hotel, y le pedí ayuda para encontrar una buena tienda. Me fue bastante difícil, ya que mi nivel de inglés es nulo, tirando a patético. Al final me escribió en un papel la dirección y cogí un taxi. El viaje fue ridículo, creo que fueron tres calles, como mucho cuatro, antes de tener que bajarme y tener que pagarle quince euros. Entre en la tienda, y la verdad es que el del hotel acertó. La ropa era muy guapa y elegante, aunque también algo cara. Cuando salí parecía otra persona, y con ese nuevo look que me hacía sentir bien conmigo mismo, cogí de nuevo un taxi y me dirigí a comer con ...
... Lidia.
Lidia me esperaba ya sentada en la terraza de aquel fantástico restaurante. Intenté entrar haciendo gala de lo bien que me sentía, quería impresionarla. Ella al verme se le iluminó la cara, sonrió efusivamente, y me dijo…
- ¡Vaya! ¿Y eso? Pero qué elegante estás.
Le di un beso y me senté. Fue una comida genial, hablamos mucho y de muchas cosas, y la sobremesa se alargó bastante. Llegó la hora de ir a recoger las maletas para irnos al aeropuerto, cuando Lidia me dijo…
- Sergio ¿qué te parece si nos quedamos aquí el fin de semana y lo pasamos juntos?
La idea me parecía genial. Hasta el lunes no tenía nada que hacer, así que le dije que por mi bien. Lidia llamó a Alba y le dijo que nos cambiara los billetes para el domingo por la tarde, que nos íbamos a quedar el fin de semana. Al colgar con sonrisa picarona me dijo…
- Tenemos que ir al aeropuerto a recoger a Alba, quiere quedarse con nosotros. Creo que le has gustado.
Aunque después cambio el tono de su voz y me dijo ya más seria…
- Sí te veo coquetear con ella, o si me entero de que te gusta más que yo, te lo voy a hacer pasar muy mal. Te ataré a la silla y te haré sufrir.
Yo le quité importancia al hecho que se quedará, pero solo el pensar que iba a pasar un fin de semana con aquellas dos hembras, me producía una excitación increíble. Dos días con sus dos noches, viviendo el sueño de cualquier hombre.
Después de recoger a Alba, en el trayecto de regreso al hotel en taxi, la situación era algo tensa, no ...