1. El Principio del fin 5 (no regresamos a casa, ninguno de los tres)


    Fecha: 18/03/2021, Categorías: Masturbación Autor: Avariciasex, Fuente: CuentoRelatos

    ... sabía qué hacer ni que decir. Para romper el hielo las invité a cenar a las dos, pero esta vez quería pagar yo con mi propio dinero y como mi presupuesto era algo escaso, las invité a cenar pizza en la habitación del hotel.
    
    La noche se presentaba bien, cena, risas y mucho sexo. Cuando acabamos de cenar yo ya estaba preparado para la noche de sexo, cuando Alba dijo…
    
    - Me apetece salir, es viernes por la noche. ¿Vamos a dar una vuelta?
    
    Lidia enseguida se apuntó, y las dos me miraron. ¡Joder! Yo no quería ir, pero seguro que me iba a quedar solo. La noche no era nada del otro mundo, pero todo cambio al pasar por delante de aquel sex shop. Alba que parecía la que más ganas de juerga tenía, entro sin preguntarnos, por lo que nosotros tuvimos que seguirla. Estuvimos mirando y mirando, yo me fijaba en como los demás hombres que había en el local miraban como las dos mujeres se reían, hablaban y comentaban sobre cada juguete que había en las vitrinas, al mismo tiempo que me abrazaban, me tocaban y a veces me besaban. Lidia compró un par de juguetes, y un par de braguitas con vibrador. Esta situación rompió el hielo por completo, y los roces cada vez eran más eróticos, los besos cada vez más húmedos, y las insinuaciones cada vez más provocativas. Antes de marchar entraron al servicio juntas, como hacen siempre las amigas. ¿Por qué lo harán? Eso es una cosa que siempre me ha intrigado. Al salir, y ya en la puerta del sex shop, Lidia me dio los dos mandos a distancia de las ...
    ... braguitas. Entonces me dijo…
    
    - Esta noche mandas tú, llevamos las braguitas con vibrador puestas. Decide cuanto placer nos das.
    
    Esa situación me puso muy cachondo, cogí a Lidia por la cintura y la besé. Al mismo tiempo que le daba al botón para que sus bragas vibraran. Noté como se derretía entre mis brazos, como su lengua aceleró sus movimientos y como sus manos me tiraban del pelo suavemente. Entonces se separó un instante y me dijo…
    
    - La noche se presenta muy pero que muy bien. Este es un buen comienzo, ya me tienes excitada. Soy tuya, haz conmigo lo que quieras.
    
    Luego me volvió a besar y yo aumente la potencia de las vibraciones. Lidia se apretó más contra mí, al mismo tiempo que el orgasmo le llegó. Separó sus labios de los míos, y exhaló un gemido de placer mientras todo su cuerpo se retorcía. Me sentía “el puto amo”, estaba en mitad de la calle con aquella mujer que se estaba corriendo en mis brazos. Cuando terminó su orgasmo, miré a Alba y encendí también su vibrador. Ella que estaba sentada en un banco, nos miró y nos dijo…
    
    - ¿Pero qué haces? ¡Aquí! ¡En la calle! ¡Estás loco!
    
    Al mismo tiempo que las vibraciones aumentaban, su cuerpo se retorcía con disimulo. Solo Lidia y yo, sabíamos lo que estaba pasando, y allí estábamos, mirando como aquella preciosa mujer iba a tener un orgasmo en plena calle. Ya con las vibraciones al máximo, el clímax no tardó en llegar, y Alba, se corrió sin apartar la vista de nosotros. Fue algo muy erótico, esa mirada mientras ...
«1234...»