Luis, Jacobo y un verano 09 Bruno descubre nuestro secreto
Fecha: 30/10/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
Me despertaron los ruidos de la casa, abrí los ojos para ver a mis primos aún dormidos, abrazando Bruno a Jacobo, pasando su brazo por la cintura y su pierna sobre las del otro. Restregué mis ojos y abrí la boca mirando al techo, tenía que ser una hora avanzada y por las ventanas entraba ya el sol atravesando los visillos, frote mi mano sobe la cadera de Bruno y éste se movió despertando, también Jacobo se estiraba apartando la pierna de su hermano. Al final no era tan tarde, cuando bajamos estaban comenzando a desayunar y el abuelo no se había incorporado aún a la mesa. Se les notaba un poco nerviosos o exaltados, entusiasmados por la travesía en barco que les llevaría a recorrer los países del norte de Europa. Irían a casa para hacer su equipaje y en dos días embarcaban, iban otros amigos con ellos y compañeros de trabajo. Estaban entrando en sus coches, nos habíamos besado multitud de veces, nuestras madres no dejaban de besarnos. Jacobo y yo no podíamos dejar de salir unas lágrimas, enseguida se nos olvidaría absorbidos por nuestros juegos. No es lo mismo despedirse para unos días, o una semana, que hacerlo para un mes. Bruno no lloraba aunque deseara hacerlo, sobre todo delante de Julio que había venido por si necesitaban algo que él hiciera. -Tú eres el mayor Bruno, cuídalos. –le decía mamá a mi primo mientras le abrazaba. -Vosotros obedecerle en todo y portaros bien. –nos decía a Jacobo y a mí en el penúltimo beso. Entonces se acercó a Julio, este para entonces era ...
... más alto que mi madre, le abrazó e hizo que bajara la cabeza para besar su mejilla. -Tú también eres mayor, ayuda a Bruno. –volvió de nuevo a abrazarle por la cintura y besarle. -Si señora lo haré. –sería hipócrita, si no me hablaba y pretendía que iba a cuidar de mí. Todos contemplábamos la escena, menos el abuelo que tenía apartada la mirada, como si las muestras de efusivo cariño le cansaran. Montaron en sus respectivos coches y emprendieron el camino, los jóvenes les seguimos a la salida del arco, hasta que los vehículos cogieron la carrera, y permanecimos allí viendo como se volvían borrosos perdiéndose en la distancia. Bruno nos pasó un brazo por nuestros hombros en un gesto de cariño, y en un intento de que no nos sintiéramos solos, eso duró solamente un instante, nos apretó como si nos ahogara y soltó una carcajada. -¿Habéis escuchado muchachitos? A partir de ahora soy el jefe, el mando me pertenece y tenéis que obedecernos a Julio y a mí, esas son las órdenes de la tía. –Jacobo se soltó y anduvo unos pasos para atrás poniendo cara de enfado. -Ha dicho que tengáis cuidado de nosotros solamente. –Bruno comenzó a reír, miré a Julio que no podía evitar una sonrisa viendo la escena, sin poder ocultar que la situación le divertía. -Bien ¿qué hacemos? ¿Vas a ir a trabajar Julio? –antes de responder negó con la cabeza. -Durante la mañana no, mi tío me ordeno que me quedara por si los señores necesitaban de mí. –le miré buscando un segundo sentido en lo que terminaba de decir. ...