1. Tiempos difíciles, sexo fácil


    Fecha: 31/10/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... caer encima de mí, buscando el aire que le faltaba en sus pulmones, sin salirse. Recién acabado, podía aguantar un poco más. Cambiamos, ella debajo, yo muy adentro, sus piernas rodean mi espalda.
    
    Tengo el dominio de las acciones, empujando en la concha. Por dos veces necesité secar la pija debido al exceso de humedad por tamaña calentura de la señora. Bombeando, desenfrenado, avisé que estaba llegando el semen, me pidió todo el que pudiera darle.
    
    Pocas embestidas más y estoy vaciando todo el contenido de los testículos, en el fondo de la vagina. En el proceso de acabarle, casi al final, orgasmeó nuevamente, al sentir el semen. De costado, en cucharita, enchufados, adormecimos por la intensa entrega.
    
    Recompuestos emprendimos un nuevo polvo, con todo, como si no hubiéramos cogido, después dormimos juntos, muy abrazados.
    
    Ese día fue distinto, el buen humor reinaba en la casa, el brillo del sol era distinto, para nosotros dos al menos. Esa noche reanudamos el deseo trunco de la mañana. Con menor apremio tuvimos más tiempo para disfrutarnos; en los siguientes me hice adicto a chuparle la concha, ella me enseñó, y también accedió a dejarse hacer el traste.
    
    Era una mujer total: con todo. Demostró ser madre considerada, hembra solidaria, madre comprensiva y sobre todo eso, comprendía las necesidades propias del aislamiento. A los pocos días, saciado lo más urgente del deseo sexual, permitió que la visitante nocturna fuera Silvita.
    
    Una noche, como la primera vez, ...
    ... en la oscuridad, se deslizó en mi cama un cuerpo desnudo, no era la piel conocida, otro perfume, otro el tamaño de los pechos. No tuve duda, era Silvita, sin palabras ni explicaciones. Nos besamos con besos húmedos, en extremo. Ella apremiada por el perentorio llamado de su conchita, buscaba satisfacción urgente a tan incontenible calentura.
    
    Las bocas saciaron sus deseos de besar. Sus tetitas, jóvenes, más pequeñas que las de mamá, pero duras y paraditas fueron fácil presa para la boca ávida, pronto di cuenta de ellas, mamaba, saltando de una a otra entre los gemidos de Silvita.
    
    Le atendía la conchita, metiéndole un par de dedos. Poca resistencia o mucha calentura pudieron más que ella, llevándola a su nirvana sexual, cuando un orgasmo inesperado la tomó. Sin soltarla, reanudé el tratamiento poniéndola a tono otra vez. Devolución de atenciones, con una chupada de pija, como anguila hambrienta.
    
    De espaldas, una almohada debajo de las caderas, elevada y las piernas bien abiertas fui con la pija al encuentro de esa boca húmeda urgida de mi carne inflamada. Breve encuentro de sus labios con el glande, y pidió:
    
    - Cogeme, cogeme! Me sale fuego!
    
    La cabeza entró fácil en la abundante y espesa humedad. Se ayuda con las manos para llevarme totalmente en ella, pedía:
    
    -Todo adentro!
    
    Con la fuerza de los talones en mi espalda, traccionando contra sí. Qué fuerza ponía! En medio de la acción preguntó:
    
    - No se te olvide ponerte forro antes de acabarme, ¡eh!
    
    - No ...