1. El ciruelo del viejo de la muleta


    Fecha: 07/04/2021, Categorías: Masturbación Autor: danisampedro91, Fuente: CuentoRelatos

    Desde que descubrí por mera casualidad lo que pasaba en los aseos públicos, me aficioné a ir a ellos. En estos lugares he hecho y me han hecho de todo, hasta robarme y violarme.
    
    Luego vinieron los lugares públicos y al aire libre, me excita ser expuesto siendo exhibido y que vean cómo me dan por el culo. Me estresa y excita una barbaridad, que mientras un buen macho me está dando por el culo, me exhiba a los demás, viendo estos como me coge y me preña el culo con su semen.
    
    La mayoría de las veces, quien termina dándome por el culo, son hombres maduros, incluso viejos. Suelen ser los más atrevidos y lanzados, sobre todo cuando ven a un joven, y no veas si por encima eres nuevo; les encanta la carne fresca; además suelen tener más experiencia, y no suelen perder el tiempo, vamos que van al grano. Y esto es lo que solemos necesitar cuando vamos a estos lugares, ya vamos bien calientes y necesitados de un buen rabo que nos calme la calentura.
    
    Aquel día no era ninguna excepción, como solía pasarme, cuando andaba bien caliente y desesperado por follar, acudía primero a los aseos públicos. Tenía los lugares favoritos, pero alguna vez iba a otros que no me gustaban tanto. Ese día acudí a los aseos públicos de la estación de autobuses, quedan y quedaban muy cerquita de donde vivo, al igual que los aseos de la estación de ferrocarril. Pero esa mañana, se me dio por ir a la estación de autobuses.
    
    Cuando llegué a la estación de autobuses, lo primero que hice fue ir hacia las ...
    ... taquillas de las distintas líneas, y hacer que revisaba los horarios de salida. Luego quedé en aquella amplia zona vigilando la entrada a los aseos públicos, viendo quien entraba y salía de ellos.
    
    Llevaría unos 20 minutos, y lo único que vi, fue entrar en ellos a un par de hombres maduros, saliendo ambos muy pronto, vamos que seguramente solo habían ido a mear. Así que me decidí, y levantándome del asiento donde me encontraba, fui hacia los aseos y entré como si fuera a mear.
    
    Al entrar y girar a la izquierda, a la derecha quedaban un lavabo de mano, seguido por los urinarios de pared. A la izquierda y enfrente de los urinarios, quedaban los habitáculos o retretes.
    
    No había nadie en los urinarios, por lo que me coloqué en el último de ellos. En los retretes, no parecía haber nadie tampoco, solo en el primero de ellos, no sabía si había alguien, ya que la puerta no estaba abierta de todo como los demás.
    
    Me situé en el urinario, desabroche el pantalón como solía hacerlo, suelo usar pantalones tejanos Levi’s, y como estos tienen botones en lugar de cremallera, siempre aflojó el cinturón para así sacar la polla más cómodamente, desabrochándome todos los botones. Tiene el inconveniente de que cualquiera que te tire por el pantalón, este te cae inmediatamente, quedando totalmente expuesto. Pues así lo hice como suelo hacerlo siempre, y nada más sacar la polla para ponerme a hacer que meaba, entró un hombre de unos 30 a 40 años. Este al verme se quedó en el lavabo, abrió ...
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