Doña Rocío, la Sirvienta. Sexta parte
Fecha: 09/04/2021,
Categorías:
Sexo con Maduras
Primera Vez
Autor: Sensual1972, Fuente: xHamster
... pasa algo bueno.- ¿Por qué dices eso?- Pues porque mira lo que ha pasado. No debió estar bien lo que hicimos, porque Dios me castigó con esto otro.- Dios no creo que te castigara a ti, más bien te ha hecho ver que puedes ser mujer y sentirte como tal, y te ha mostrado el lado de alguien que no sabe lo buena persona. Solo te ha mostrado los dos lados de la realidad, para que veas que tienes que luchar por tu felicidad, a no ser que quieras que la maldad de ese hombre pueda contigo. Yo creo que te mereces ser feliz y disfrutar un poquito.- No sé, Javier, tal vez, pero por qué Dios me pone una vida tan dura junto a alguien así.- Yo creo que deberías tener tu espacio, y no darle la oportunidad de que vea que no te afectan sus comentarios. No es verdad, y si él parece que disfruta viéndote mal, quizás debieras intentar verte bien.- Sí, quizás deba intentar verme bien, pero no sé cómo.- Tú solo intenta pensar positivo cuando venga un pensamiento malo, es lo que hago yo con mi rodilla, intento pensar algo bueno cuando me siento mal. Por ejemplo, verte sonreír me anima mucho.- Muchas gracias. También ver que estás mejor, a mí me hace feliz.- Ves, ahora estás mucho mejor. Con esa sonrisa estás preciosa.- Me vuelves a poner colorada.- ¿Te puedo dar un beso en los labios?- No sé, Javier, que luego mira lo que te pasa.- Bueno, me arriesgaré a ello, pero quiero sentir que eres capaz de dar un beso bonito a alguien para el que eres muy importante.Lentamente me acerqué a su cara, mirándola ...
... a los ojos. Ella permaneció quieta, y cuando mi cara estaba apenas a unos centímetros, cerró los ojos. Nuestras bocas se juntaron en un cálido y dulce beso. La lenguas jugaban y se entrelazaban, sintiendo esa maravillosa sensación de su boca, mientras mis dedos entraban en su pelo acariciando su nuca y su cuello. Nos dejamos caer en la cama, y yo lateralmente seguía disfrutando de ese cálido momento.Mis mano izquierda entró por debajo de su blusa, y pude sentir el suave tacto de la piel de su barriga. Con esa mano fui desabotonando lentamente desde abajo hasta el cuello, y poco a poco la aparté hacia los lados dejando al aire el sostén que cubría esos dos maravillosos montes. Mi boca jugaba con la suya, y mi mano acariciaba esos enormes pechos ocultos. Comencé a besar su cuello, y un suspiro salió de su boca. Poco a poco bajé, y comencé a besar la piel no tapada por el sujetador, mientras con la punta del dedo había localizado sus pezones y los acariciaba por encima de la tela. Era maravilloso poder lentamente acariciar ese maravilloso cuerpo. Intenté meter la manto por debajo del sujetador, pero un aro me lo impidió.- Espera, Javier.Rocío de incorporó, se quitó la blusa, y en un rápido movimiento se desprendió de su sujetador, tumbándose de nuevo a mi lado. La miré a los ojos, y luego bajé la mirada a sus enormes pechos, y bajé directamente a lamer esos pezones, primero uno, y luego el otro. Ambos tomaron firmeza, y sobresalían ligeramente. Soplé uno, y noté que se ponía más ...