Doña Rocío, la Sirvienta. Sexta parte
Fecha: 09/04/2021,
Categorías:
Sexo con Maduras
Primera Vez
Autor: Sensual1972, Fuente: xHamster
... cuerpo. Abrí del todo mi albornoz, y la tapé, quedando mi cuerpo pegado a su espalda desnuda. Mi miembro estaba duro y goteando humedad. Comencé a moverme frotándola entre sus nalgas, y ella pegó más aún su culo a mi cuerpo, mientras con una mano agarraba sus tetas, y el otro brazo lo deslizaba por debajo de su cuerpo, llevando esa mano hacia su tripa. Me estaba volviendo loco de placer, con unas ganas inmensas de disfrutar de ella, pero mis miedos me retenían.- Para, Javier. Quiero que me abraces. - Diciendo esto se separó ligeramente de mí, y se giró hacia mí, quedando frente a mí, de lado.- Abrázame.Metí una mano por debajo de su cuello y la abracé con ambos brazos, mientras ella se acercaba para besarme, quedando uno de sus brazos aprisionado entre nuestros cuerpos, y el otro abrazándome. Estuvimos así más de un minuto, y su brazo aprisionado hizo que su mano quedase junto a mi miembro, así que sus dedos comenzaron a jugar con mi polla que estaba a reventar, aunque intentaba aguantar para seguir disfrutando de aquel maravilloso momento.Me empujó, haciendo que yo quedase panza arriba, y se echó sobre mí, besándome y acariciando mi pelo húmedo. Su cuerpo quedaba sobre el mío, y una pierna y su cadera oprimía mi sexo, volviéndome loco de placer. Se incorporó del todo sobre ...
... mí, quedando cada pierna a un lado de mis caderas. La punta de mi polla rozaba su sexo, e incorporándose, agarré esas dos inmensas tetas que tanto me gustaban. Sentándose más atrás, mi polla quedó apretada por su húmedo sexo, y sin poder aguantar más, comencé a jadear. Al sentir que me corría, Rocío comenzó a frotar el tronco de mi polla con sus labios vaginales.- Me corro, Rocío.- Sí, mi niño, qué bien se siento.Y sin poder aguantar, mi polla escupió grandes goterones de semen sobre mi ombligo, mientras ellas rozaba su sexo al rimo de los latidos que daba.Quedé rendido, y ella se tumbó a mi lado unos minutos en lo que recobraba el resuello. Se incorporó, tomó un pañuelo de tela de mi cajón, y secó mi tripa, mientras no dejaba de admirar aquella impresionante hembra. Aquel día me dejó observar como se vestía lentamente para mí. Salió de la habitación, y malamente pude concentrarme para estudiar aquella mañana.Los siguiente dos meses omito contarlos, ya que hubo periodos en los que faltó por la salud de su marido, otros días ella me evitaba al considerar que esto no estaba bien, y los que teníamos eran muy parecidos a este, así que en el siguiente relato, contaré lo que sucedió cuando ya llevaríamos unos dos meses desde el primer encuentro, donde yo ya caminaba sin mis muletas.