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Exhibicionismo sexual
Fecha: 12/04/2021, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
Conocí a Ludger en el avión de Miami a Madrid, coincidimos uno al lado del otro y un señor mayor que estaba en la ventanilla, yo estaba junto al pasillo y Ludger en el centro. Como Ludger es guapo, me apeteció hablar con él. A las primeras palabras ya sabía que era holandés y le hablé en holandés, de modo que nadie hizo más caso. Pedimos dos veces a la azafata botellines de whisky, dos para cada uno cada vez, la primera pagué yo y luego quiso pagar él. Tan amena se puso nuestra conversación que en el momento en que ya todo el mundo dormía, fuimos a la cola del avión para seguir hablando y tomando otro whisky, hasta que la azafata nos pidió por favor que nos sentáramos. Sí, Ludger es guapo, tanto que no pensé que podría ser holandés cuando subió al avión, pero sí, también hay holandeses guapos y muy guapos. Ludger solo es 2 años mayor que yo, por tanto tiene 25. Yo había ido a Miami a pasar dos semanas de vacaciones en casa de un primo mío que trabaja allí, el cual me había invitado y deseaba que le complaciera, sobre todo en la cama, claro, ya quería pollas hispanas y decir tacos a la española mientras follaba. Cuando regresaba fue cuando conocí a Ludger. Nos hicimos amigos, muy amigos, hasta el día de hoy. Mi amigo Ludger quería tener conmigo sexo en público, es decir, pretendía que folláramos desnudos en un lugar discreto de mi ciudad pero que alguien nos viera. La idea me gustó, pero le dije que si nos veían podrían llamar a la policía y tendríamos problemas por ...
... escándalo público o alguna multa. Pero él me decía: — Yo pago lo que sea, pero quiero follar en público. Yo pensé que no teníamos nada que perder. Si nos metían en alguna celda de comisaría por exhibicionistas, allí follaríamos para entretenernos. Así que le dije que sí y salimos esa tarde a buscar un lugar, donde hubiera gente sin exceso. Avistamos un parque con bancos. No deambulaba nadie, pero todos los bancos estaban ocupados. — Este es un buen lugar, ¿te parece?, —preguntó. — Pienso que sí, en un par de horas más, ya será de noche y habrá bancos libres o podremos follar en el suelo, —le respondí. — Prefiero banco, pues donde hay bancos, la luz está cerca y nos verán, pues quiero que nos vean, —insistió decidido. — Ese es el objetivo, me va a gustar la experiencia, pues nunca lo he hecho en la ciudad, —dije. — Ah, pero ¿tú ya has follado en público?, —preguntó Ludger. — En la playa nudista, detrás de las dunas, bajo el sol y con gente cerca que veían y otros hacían lo mismo, —le expliqué. — Entonces ya sabes algo; yo he intentado varías veces pero nadie me había aceptado; así que vamos a cenar y luego venimos, ¿qué quieres cenar?, —preguntó Ludger. — Pizza cuatro quesos, —respondí sin dudar. Me hizo llevarle a una pizzería y pedimos dos diferentes para compartir, una de cuatro quesos y la otra boloñesa, y sangría "para calentarnos", como decía Ludger: «en España guica sanguiguía paga calentagnos», por más que lo intenté no hubo modo de hacerle ...