Día en el parque acuático
Fecha: 14/04/2021,
Categorías:
No Consentido
Autor: Serëgon, Fuente: CuentoRelatos
... fresca, para proseguir allí.
Apoyé mis brazos sobre el borde de la piscina, ella se sumergió y bajó lentamente, una vez allí introdujo mi miembro en su boca y comenzó a lamerlo con una profesionalidad deslumbrante.
Sus labios se sellaron a mi miembro mientras su lengua se movía cual anguila en el interior, provocándome un éxtasis constante.
Sus movimientos se prolongaron, de vez en cuando salía a tomar aire, luego volvía abajo a frotar con su mano y su boca mi miembro, con sus carnosos labios.
El roce era realmente perfecto, casi no pensaba en eyacular, únicamente en permanecer así toda la noche.
Pero todo no dura para siempre y ella lo evidenció irguiéndose, introduciendo mi miembro en su sexo poco a poco, y a decir verdad, penetró con cierta facilidad gracias al agua.
Mirándonos fijamente el uno al otro, ella comenzó a moverse salvajemente, agitando las aguas a su alrededor como si una ciudad sumergida durante miles de años emergiese ahora de las profundas aguas.
Yo la levantaba, casi sacaba su cuerpo del agua, sus manos se apoyaban en mis hombros, botando.
Los gemidos por parte de ambos volvieron a hacer acto de presencia en la oscuridad de la noche, mientras sus movimientos se hacían cada vez más y más pronunciados.
Jamás sentí cosa igual.
Mi miembro en el suyo, a punto de eyacular, y ella cada vez más rápido y fuerte, cada acometida era más contundente, nuestras miradas se cruzaban mientras se mordía los ...
... labios.
Tras ello, salimos del agua. La tumbé en el césped y me eché rápidamente sobre ella. No dudé en penetrarla y lo hice con todo mi entusiasmo. Me apoyé sobre mis piernas para poder seguir penetrándola mientras que con las manos jugaba con sus pechos. Nos mirábamos fijamente a los ojos, diciéndonos guarradas y algunos “más, dame más” o “me gusta” de forma muy entrecortados por los gemidos y la falta de aire.
Solté un momento sus tetas para agarrarla del cuello y besarla. Sin soltarla del cuello, seguía penetrándola. Estaba yo cerca de correrme, ella movía sus caderas junto a cada penetración que yo hacía; y de vez en cuando, hacía movimientos circulares mientras yo descansaba y dejaba mi polla totalmente penetrada.
Estábamos a punto, quizás yo más que ella, pero me rogó que aguantase, que retrasase la eyaculación, y así lo hice. Le quité lentamente las manos del cuello, me coloqué a su lado, tumbado y ella se colocó encima de mí, de espaldas.
Cuando sus movimientos eran tan rápidos y variantes y entre pequeños gritos dijo: "¡Ahora!, ¡ahora!".
Y con un profundo "Aaaaaaaah" de desahogo, ella se corrió, y yo pocos segundos después.
Su rostro extasiado era todo un poema; no podíamos movernos.
Por fin, se echó sobre mí y yo besé su oscuro pelo mojado.
No sé por cuánto tiempo permanecimos en aquella posición, pero no recuerdo haber estado más a gusto jamás.
El resto de la noche continuó con caricias y muestras de afecto.