1. Un extraño combate de gladiadores


    Fecha: 29/06/2017, Categorías: Incesto Autor: rubyg, Fuente: CuentoRelatos

    ... chuparle el coño, pero ahora ella también podía lamer la base del pene del tracio y al mismo tiempo el clítoris de la dama. Esto sacudió los sentidos de la dama, quien entre gemidos tuvo un espectacular orgasmo. Completamente relajada, la dama se tumbó boca arriba. La hermosa se colocó sobre ella de modo que ambas podían chuparse el coño mutuamente y ordenó continuar con ella al tracio, quien se puso de rodillas y la penetró desde detrás. No tardó mucho en llegar también al orgasmo, y entonces, las contracciones de su vagina fueron tan fuertes que el tracio no pudo contenerse. Una descarga húmeda y caliente inundó el interior de la hermosa. La dama, que hasta entonces no había dejado de lamer el clítoris de su compañera, sacó el pene y se lo metió en la boca. Le dio unos lametones hasta dejarlo limpio y entonces se afanó en limpiar a su prima. Con unos dedos suaves separó los labios vaginales hasta que el semen empezó a salir del interior de la hermosa. Entonces la dama abrió la boca, sacó la lengua y recogió con ella todo el líquido que le cayó. La hermosa entonces se dio la vuelta para besarla y las dos compartieron el cálido esperma en una serie de besos que duró hasta después de haber tragado la última gota de leche.
    
    Mientras tanto, la gorda estaba tumbada encima de la joven, quien culpaba a la gorda de estar ensuciándola de orina otra vez. Para calmarla, la gorda le lamía la cara, el cuello, y sobre todo los pezones. Ambas mujeres frotaban sus entrepiernas mientras ...
    ... el galo, que estaba detrás de ellas, metía su polla alternativamente en ambos coños y estrujaba con lujuria los pliegues de grasa de la gorda. Cuando el galo se corrió, su polla estaba dentro de la gorda y ninguna de las dos mujeres había alcanzado el orgasmo. Las dos se burlaron de él y le insultaron, pero por no quedar a medias siguieron frotándose y lamiéndose la una a la otra. Del coño de la gorda salía poco a poco el espeso semen del galo, que se iba esparciendo por el chocho de la joven a medida que ambos sexos se restregaban el uno con el otro. Siguieron así un momento hasta que las dos estuvieron satisfechas.
    
    Entonces la dama dio por terminada la orgía. Mandó a las esclavas traer agua y trapos y limpiar los cuerpos de los gladiadores. Obedecieron rápidamente y los gladiadores pudieron vestirse de nuevo. La dama les sirvió una copa de vino y un mendrugo de pan para que repusieran fuerzas. Cuando terminaron de comer, los guardias los llevaron de vuelta al carro, donde aguardaba la dama, vestida únicamente con el velo que había llevado al inicio de la noche.
    
    Los gladiadores se sentaron a ambos lados de la dama y ella reposó sus brazos en las entrepiernas de ellos. Poco después de comenzar la marcha, ambos hombres estaban excitados otra vez. La dama se sentó a horcajadas sobre el tracio, metiéndose su rabo en el coño, y ordenó al galo que la penetrara por el culo. Así viajaron de vuelta a la casa del lanista, y así, con la primera luz del alba, la dama regresó a su ...
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