COMPETENCIA
Fecha: 17/05/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: dulces.placeres, Fuente: SexoSinTabues
COMPETENCIA Bianca había entrado en plena adolescencia con sus quince años y ya se desarrollaba como una hermosa mujer, me había pasado en altura, unos quince centímetros, tan esbelta, tan rubia, tan hermosa, tan joven… Me recordaba demasiado a su padre, tenía su misma estampa y su mismo ímpetu. No tenía mucho que ver conmigo físicamente a pesar de haberla parido, es que soy tirando a petisa y de curvas más marcadas, más pechos, más caderas, piernas macizas y cortas. Había convivido con su padre algunos años, terminamos la relación cuando ella era pequeña y si bien Bianca y su papá se ven a menudo, el conmigo casi no tiene trato. Luego de nuestra ruptura no volví a formar pareja estable, creo que puse todos mis sentidos en mi hija lo que me llevó inconscientemente a no dar lugar al amor, apenas encuentros pasajeros, como hombres casuales, pero no mucho más, sexo si, amor no. Y todo lo bueno que había vivido con mi niña, pronto empezaría a transformarse en una cruel competencia. No sé cómo pasó, seguramente Bianca se fijaba demasiado en mí, con su locura adolescente a flor de piel quería llevarse el mundo por delante, y yo fui la primera persona a la que quería derrotar, tal vez yo, a pesar de solo tener treinta y tres envidiaba esa juventud, esa belleza, esa inocencia perdida… No nos llevábamos del todo bien, parecíamos no coincidir en nada y siempre discutíamos por todo, creo que en verdad la discusión era por el solo hecho de ganar la pulseada. Me molestaba que no me ...
... dejara controlarla, que le fijara horarios, que estuviera pendiente de ella, decía que la asfixiaba y necesitaba su espacio, pero lo cierto es que era una mosca muerta que subsistía por el dinero que le daba su papá o su mamá. Ella también se molestaba conmigo por la forma en que me vestía, decía que estaba fuera de edad para algunas prendas, eso me enfurecía, mocosa, quien era para juzgarme? Era cosa habitual que vinieran a casa amigas y algunos amigos, para hacer cosas del colegio o divertirse, le permitía que pasara todo el tiempo que quisiera en su cuarto con las chicas, pero a los chicos los mantenía a raya, siempre con el ojo vigilante. Fabricio era uno de los chicos que llamaba mi atención, un joven bien parecido, con rostro de ángel y sonrisa de demonio, alto, de cabello crespo, se mostraba locuaz y extrovertido. Sentía una pecaminosa atracción física hacia ese mocoso, y además por su forma de ser, en alguna oportunidad cruzábamos la mirada y mientras todos me veían como la mamá de Bianca, él lo hacía como un hombre lo hace con una mujer, con ese no sé qué que eriza la piel, podía notarlo, y me incomodaba placenteramente. Algo que había notado en mi control de madre escuchando las conversaciones, es que a Fabricio, cuando él no estaba lo llamaban ‘255’, eso me intrigaba mucho, 255 no es un apodo convencional, así que una tarde estando Bianca con dos amigas pregunté con la inocencia de quien desconoce las cosas: Chicas, una pregunta, a Fabricio, por qué lo llaman 255? No ...