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Luis, Jacobo y un verano 01 La casita de los juegos
Fecha: 20/05/2021, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
Luis, Jacobo y un verano 01 La casita de los juegos -¡Luis! Por favor te están llamando. Había escuchado el claxon del coche de mi tío y los gritos de Jacobo llamándome impaciente. Metí las últimas cosas personales en mi mochila y acaricié el paquetito envuelto en papel de color naranja antes de meterlo con los demás objetos. Cerré la cremallera y corrí a la ventana. Hacia un ligero viento que movía el pelo de mi primo que golpeaba inquieto con su pie la rueda del coche. -Baja ahora mismo. –gritó elevando la mirada y sus ojos reían, no parecía enfadado, no veía a Bruno, seguramente estaba ya dentro del coche con mis tíos. -¡Ya te vale! -le notaba divertido y volví sobre mis pasos, antes de coger la mochila llegué hasta el baño, bebí directamente del grifo y bajé lo más rápido que pude las escaleras saltando. -Venga, marcha ya o a tu primo le dará un ataque. –abracé a mamá y me dispuse a salir al jardín donde esperaba mi primo sin entrar en el coche. -Hasta la tarde mamá, no os retraséis. Jacobo me esperaba con la puerta del coche abierta para que pasara y entonces salió mi tía de la parte delantera. -Será mejor que la mochila la dejes dentro del maletero para que no os estorbe y vayáis más cómodos. Abracé a mi tía y golpeé cariñosamente a mi primo en el hombro. -Lo siento, lo siento, han sido las despedidas. –me disculpé como pude. Penetré en el coche y como había supuesto Bruno ya estaba dentro, mi tío me miraba a través del espejo retrovisor con mirada seria, Bruno tenía ...
... los ojos cerrados. -Ya lo sé tito, siempre llego tarde. –le miré pidiendo perdón con la mirada, la suya se dulcificó y una ancha sonrisa estiró sus labios. Miré a mi primo que se hacía el dormido y agarré su mano que él dejó muerta como si no me sintiera. Sabía que estaba pensando en su novia Verónica a la que no volvería a ver hasta pasados unos meses. El trayecto duró más de tres horas con un solo descanso en el camino, se nos hizo largo, eterno aunque teníamos nuestros juegos y bromas que hacían que los mayores nos riñeran para que nos tranquilizáramos, sobre todo mi tía que a veces reía por las ocurrencias de sus hijos o mías. Poco a poco Bruno dejó de pensar en su novia y volvió a ser el de siempre, el chico simpático y afable que jugaba como si tuviera nuestra edad o fuera más pequeño. Pasamos el pueblo camino de la hacienda de los abuelos, era cerca del mediodía y el calor nos sofocaba a pesar del aire acondicionado. Pasamos el arco central y accedimos a la sombra del patio interior, los abuelos nos esperaban y el servicio de la casa. Mi mirada barrio la fila de gente hasta encontrar lo que más me interesaba. Julio aparecía al lado de su tía delgada y tiesa, recto e imponente, estirado para brindarnos los respetos y el saludo, miraba al frente y despacio giró la cabeza, sus labios no sonrieron pero su mirada fue suficiente para saber que estaba contento de vernos. Llegaron los saludos, los besos de la abuela, el saludo serio del abuelo que llevaba su bastón con el blanco ...