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Luis, Jacobo y un verano 01 La casita de los juegos
Fecha: 20/05/2021, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... lebrel de plata en su empuñadura, los abrazos también del personal mayor que nos conocían de siempre, y la cortes y algo torpe inclinación de Julio, le hubiéramos abrazado los tres pero, ¿qué dirían los abuelos? -¡Hola Julio! -le saludó primero Jacobo. -¡Habrás cuidado la casita! -Todos los días subo para echar un vistazo. –su voz sonaba ronca y profunda desde el fondo de su pecho poderoso, tímida como siempre y respetuosa ante el abuelo. -Has crecido aún más Julio. –tanto Jacobo como yo teníamos que girar la cabeza hacia arriba para mirarle a la cara y no nos llevábamos de diferencia más que dos años. -Vosotros también habéis crecido. –ahora su voz se modulaba dulce mirándome fijo a los ojos, los suyos pardos y azules los míos, sus labios oscuros y grandes, los míos finos y rojos. El saludo terminó y se preparó un pequeño lio para recoger las cosas del coche, aproveché el momento para hablar deprisa a Julio. -Necesito verte, esta noche en el arco trasero del patio, no faltes por favor. Me llegó la voz de la abuela llamando a sus nietos. -Tú Jacobo con Luis en la habitación de siempre y tú… -abrazó a su nieto mayor. –Tu Bruno ya eres un hombre y hemos preparado una habitación especial para ti. Bruno la miró ligeramente molesto. -Pero me voy a aburrir yo solo, no soy tan mayor. –la abuela no perdió su sonrisa pero se mantuvo firme. -Para algunas cosas lo eres y no vais a estar tan lejos, será en el mismo pasillo. Bruno se puso rojo ante la opaca advertencia de la anciana que ...
... para nosotros era nítida y estaba muy clara. ----------------- El verano pasado nos sorprendió jugando, Bruno se masturbaba delante de nosotros, mostrando orgulloso su polla, quería demostrarnos la distancia a la que expulsaba su leche, juegos habituales entre nosotros, experiencias para conocer nuestros cuerpos de chicos jóvenes, Bruno nos llevaba un poco más de dos años. En lugar de gritarnos un silencio sepulcral nos sepultó, elevó la mirada de la verga de su nieto que ahora disminuía a marchas forzadas arrugándose más de lo que era normal. -Lavaros las manos y bajar para comer. –obedecimos sin hablar, esperando la reprimenda que recibiríamos en el comedor. Estábamos solos con los abuelos, ese año nuestros padres habían partido a un viaje de placer ellos solos, nosotros preferimos quedarnos. Comimos en silencio salvo las indagaciones que llegaban de nuestro abuelo preguntando sobre nuestras correrías por la hacienda, la excursión de la mañana en caballo. Al terminar el abuelo marchó a sus aposentos para echar la siesta, nos íbamos a levantar para volver a nuestra habitación y la abuela nos miró en silencio, luego desvió la mirada a María que recogía la mesa y la conminó a salir y cerrar la puerta, tenía que hablar a sus nietos. -No he visto nada, vuestra conciencia os dirá si está bien o mal lo que hacéis, divertiros sanamente, es lo menos que espero de vosotros. Así de escueto fue todo, sin reproches, sin medidas de castigo hasta ahora. Los primeros días nos mirábamos sin ...