Desvirgando a la mujer de mis sueños
Fecha: 30/05/2021,
Categorías:
Jóvenes
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... regresé a casa con una alegría inmensa, en casa se les hizo raro que llegara a la hora que llegué pero nada importante. Así seguimos muchos días, como novios pero sorpresa que me llevé unos días después. Un día coincidimos en salir temprano de la escuela y como casi diario fuimos a un parque cerca de allí, estábamos platicando, y en eso, nos quedamos acostados en el pasto, y como la primera vez, esa mirada y esa boca me cautivaron y de nuevo a entregarnos a la pasión. Yo no había intentado propasarme con ella pero la reacción natural de los hombres se presentaba en mí.
-Oye tengo que decirte algo-
-Si, dime que pasa-
-¿Sabes? A los pocos días que esto empezó, terminé con mi novio así que…-
-¿Porqué no me lo habías dicho antes?-
-Quería que fuera una sorpresa-
-Y valla que lo fue-
-¿Entonces…quisieras preguntarme algo?
-Claro que si hermosa ¿quieres ser mi novia?
-Si amor sabes que si-
-¡Amor! Te amo-
-Yo más-
A comparación de otras veces esta vez sentí algo diferente al besarla, era novio de una chica hermosa, de un cuerpo perfecto, era muy emocionante para mí esa situación. Los besos fueron subiendo de nivel y muy pronto los dos nos encontrábamos jadeando. Ella me dice -Ven, sígueme- y de la mano nos fuimos a un rincón del parque por donde casi no pasaba nadie y más porque aún era temprano y todos estaban en el trabajo o en la escuela. Al llegar me jaló hacia ella y caímos en una hierba suave, aventamos nuestras mochilas a un lado y ...
... comenzamos a besarnos.
Cual sería mi sorpresa que al estar cuerpo a cuerpo ella se sube sobre mí y abre sus piernas encajándolas en mi pene ya erecto, todo con ropa, y empezamos a movernos como si estuviéramos haciéndolo. Los gemidos ya no eran suaves sino que casi a gritos se movía y para que no nos dijeran algo los ahogaba con un beso de lengua. A pensar de que la tapaba, sus gemidos y los míos se oían. No pude aguantar y llevé mis manos a sus nalgas, tan hermosas, redondas y firmes pero a la vez suavecitas. Para mi buena suerte llevábamos, ambos, pantalones de tela suave no como la mezclilla, yo blanca y ella café, así que al estarle tocando sus nalgas sentía su calzón pequeño, pero no era tanga, y ella seguro que sentía mi pene que estaba a todo lo que da comprimiéndole su vagina y rosando sus labios vaginales. Así estuvimos un rato hasta que me dijo –Quiero más, ven- Me llevó a un lugar aún más solo de aquel parque, sin parar de gemir y sollozar.
Llegamos a la parte trasera de un edificio enorme que estaba cubierta de arbustos lo suficientemente grandes y estrechos como para que alguien nos pudiera ver. Al llegar, sin más, empezamos a besarnos, a tocarnos y esta vez llegó más lejos. Estando ella recargada en la pared, la tomé de sus nalgas y la levanté a la altura de mi pene. Al estar así se podía apreciar como mi pene había tomado un tamaño enorme, más del que tomaba cunado me masturbaba, nos veíamos con ojos de no poder creer lo que pasaba. La alejé un poco de mi y le ...