1. Comienzo (Parte III) Mi último día de virginidad


    Fecha: 06/06/2021, Categorías: Gays Autor: Dulce Fuego, Fuente: CuentoRelatos

    Hola, amor. Mi hora libre en la Facultad la aproveché para tomar una siesta, por que ayer quedé un poquito cansada luego de la escuela y las travesuras que hice en el trabajo. Así que te escribo ya en casa luego de clases. Me gusta mucho mi universidad, la voy a extrañar, estoy en el último semestre de Psicología y pensar en todas las oportunidades de buen sexo que dejaré cuando me gradúe me pone un poquito triste. La facultad y en general el campus entero tiene rinconcitos muy cómodos y suficientemente ocultos para echar un rapidín o dar una veloz mamada a algún tipo guapo, o a alguno que me sorprenda estando caliente y con ganas de ser fornicada en un lugar público.
    
    Desde ese día a finales de mi adolescencia del que te he venido platicando, cuando sin previo aviso mis hormonas me convirtieron en la putita hambrienta de verga que soy ahora, he disfrutado de fajar, mamar y coger en lugares públicos y abiertos. Aquella mañana en que Ricardo y yo fajamos muy tempranito en el salón de clases, tuve que irme a toda prisa al baño de la escuela, estaba de verdad muy caliente, mi vagina suplicaba por ser penetrada, tenía que masturbarme pero ya. Mi faje con Ricardo había hecho que mi cuerpo entero pidiera ser tocado y disfrutado. Así que entré a uno de los cubículos de wc y puse el cerrojo. Hasta ese día, mis rituales de intimidad habían sido siempre en mi cama, de noche y con la puerta de mi cuarto cerrada, pero aquella mañana tendría que saciarme de pie y haciendo un ...
    ... esfuerzo por callar mis gemidos. Me puse de espaldas contra una de las mamparas laterales del cubículo y subí la falda de mi uniforme hasta la cintura, cuando bajé mis braguitas hasta medio muslo, noté una intensa mancha de humedad en la tela rosa que cubría mi panocha, estaba empapada por mis jugos sexuales y cuando empecé a frotarme con los dedos juntos, noté lo resbaladiza que estaba mi vagina, mis labios mayores estaban inflamados, de un color rojo oscuro, brillantes por la humedad, con una mano los abrí para dejar al descubierto mi botoncito que empecé a frotar con la otra mano, luego me introduje el índice un poquito en mi ardiente y estrecha cavidad, la sensación de ser penetrada, aunque fuera por mi dedo, produjo unas ricas contracciones en mi interior, cada contracción me obligaba a emitir un leve gemido, pues sentía un placentero dolor dulce y caliente. Probé a meterme todo el dedo y sacarlo por completo, luego otra vez todo adentro, afuera, tomando ritmo, mi índice perforaba mi muy lubricada vagina, las contracciones en mi canal se hicieron más fuertes, sentía cómo mi dedo era abrazado por las paredes empapadas de mi interior, sentía mi himen, tenso como una liga rodeando mi dedo, pensé en lo rico que sería para mi primer amante sentir la punta de su verga atrapada por el abrazo de mi membrana virginal; no podía gritar, aunque tenía una tremenda necesidad de hacerlo, solo dejaba que de mi garganta escaparan unos breves y ligeramente agudos ruiditos. Noté cómo ...
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