Alberto
Fecha: 06/06/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: nexdelca, Fuente: CuentoRelatos
... yuxtapuestas. Los pisos eran de cemento rustico y las paredes estaban pintadas de azul claro. Por toda división entre los dos espacios se extendía una cortina color vino tinto, colgada con aros plásticos en un palo de madera horizontal. Un ventilador de pared con tres velocidades que giraba garantizaba cierto confort.
Paradójicamente, pese a mi profesión, yo no estaba acostumbrado a dormir con otra persona en la misma pieza. Siempre había tenido los medios para instalarme un poco más cómodamente, pero la crisis hacia que adoptáramos una actitud de absoluta economía. Cansados del viaje, tomamos un baño. Alberto, entró primero y yo improvisé un lugar de trabajo sentándome en la cama y tomando la parte superior de la cómoda como escritorio. Organicé unos documentos para la salida del día siguiente. Minutos más tarde la cortina se abrió y Alberto, salió restregándose la toalla sobre su cabeza y en su cara. Debajo no tenía nada puesto. Tal vez por falta de costumbre, olvidó entrar al baño con su ropa íntima y decidió vestirse en la alcoba. Eso me sorprendió, siendo él un hombre que tiene fama de muy reservado y medido con las cosas. Lo cierto es que tuve frente a mí, durante unos segundos, la imagen integra y nítida de su pene fláccido y fresco moviéndose como un péndulo pesado, al vaivén de sus sacudidas con la toalla al secar sus cabellos. Las gotitas del baño reciente reflejaron un brillo atractivo en la espesura negra de sus vellos púbicos. Me fue difícil despegar la vista ...
... y solo el pudor me dio la fuerza para quitar mis pupilas dilatadas de su sexo. Apenas creo que se dio cuenta que yo lo miraba. Me ruboricé, me sentí raro y contrariado. Me levanté en silencio y entré al baño simulando una naturalidad que no tenía.
Durante la ducha no podía sacarme la imagen insistente de su sexo grueso y en movimiento. Reproducía en mi retina su color trigueño y la textura lisa del tallo de su pene, interrumpida a intervalos desiguales por algunos altorrelieves de sus venas varoniles. El color indescifrable del glande romo y medio asomado por el aro su prepucio era estética pura en mis ojos. Todo eso adornado por la melena oscura de su pubis que emitía destellos. Tuve una erección incontenible. Tenía vergüenza conmigo mismo, pero no pude evitarlo. Antes, tiempo atrás, me había ocurrido algo similar, pero pretendí enterrarlo en mi memoria. No funcionaba.
Cerré mis ojos, sin apagar la llave del agua, y de espaldas hacia la entrada me masturbé intensamente lo más deprisa que pude, fantaseando con imágenes fluctuantes entre la de mi novia lamiendo los senos grandes de la gordita Lina, su amiga y la imagen de ellas dos lamiéndome el falo una de cada lado. Terminé de tomar mi baño y me reconforté con el hecho de haber eyaculado pensando en mujeres y no en un macho. Me puse mi ropa íntima después de secarme, y salí a enfrentar la mirada de Alberto. Él, estaba acostado en la litera de abajo, leyendo una revista de deportes no tan vieja que se había encontrado ...