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Secreto de confesión
Fecha: 07/06/2021, Categorías: Confesiones Autor: Nikaibz, Fuente: CuentoRelatos
... ya te dije que lo que me cuentes se quedará aquí entre nosotras- me dijo. - ¿Cómo un secreto de confesión?- pregunté. - Sí, como una confesión- contestó. Después de hablar de cosas triviales, me dió un beso en la mejilla y volví a mi celda. Aquella noche mis sueños fueron húmedos, Sofía entraba en mi alcoba y se metía en mi cama, besándome, me decía palabras preciosas al oído... el sueño se volvió borroso y ahora la hermana Catalina me acorralaba contra la pared. No podía con mi alma cuando a las 5:30 sonó el despertador, había tenido una noche llena de pesadillas despertándome a cada rato, tenía que ir al baño y fui al servicio compartido de mi planta, al ser la única postulante, no tenia problemas de esperas. Al acabar la puerta se abrió y entró Sofía corriendo. - Me hago pis- dijo al verme. Sonreí, esa mujer me gustaba, me daba paz y me hacía sonreír. Cuando salió para lavarse las manos me sonrió y me guiño un ojo. - Tienes mala cara, ¿has dormido bien?- dijo acercándose. - No mucho, he tenido pesadillas, pero nada grave- contesté mientras me secaba las manos. -Por cierto, buenos días- dijo dándome un beso en la mejilla, para marcharse hacia su celda. Me quedé allí tocándome la mejilla, justo donde ella me había besado. Esa mujer me estaba volviendo loca, y me encantaba. Fui a Laudes y Maitines, canté y recé, pero siempre con la atenta mirada de Sofía sobre mí. Era una mirada dulce y apasionada al mismo tiempo, no lograba entender ...
... porqué me sentía así. Pero notaba en mi nuca un escalofrío, la hermana Catalina también estaba pendiente de mí, me encontré con sus ojos un momento y no me gustó lo que vi, lascivia. Era lo que me trasmitía su mirada y me dio repelús y una sensación desagradable. A las 7:30 fuimos a misa con el padre Emilio, un hombre de unos 45 años que nos habló del servicio a los pobres y ancianos. Me senté al lado derecho de la Abadesa justo en el borde del banco, ella me sonrió inclinando la cabeza, y a su lado izquierdo la hermana Catalina que miró a Sofía de arriba a abajo, igual que me miraba a mí, sentí repulsión. A lo largo del sermón me senté mucho más cerca de Sofía. - ¿Estás bien?- me susurró al oído mientras posaba su mano en mi muslo ligeramente. - Solo pensé que me caía.- contesté. Me volvió a sonreír, pero no apartó su mano, la dejó un momento en mi muslo y acarició levemente con los dedos. Me ardía la piel donde ella me tocaba, y sin más me di cuenta que alguien nos miraba, la hermana Catalina tenía sus ojos clavados en Sofía, que apartó la mano lentamente de mí y la miró interrogante, la hermana giró la cara posando su atención en el padre Emilio. ------------------------- A las 8:30 fuimos a desayunar y me senté con la hermana Águeda, que como siempre tenía una sonrisa de oreja a oreja. - ¿Qué trabajo harás?- me preguntó sonriente. - Todavía no lo sé hermana, la madre Sofía debe decirme que labor desempeñar. - Bueno, también tiene que ver con tus ...