1. Antonieta


    Fecha: 14/06/2021, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Las sabanas se encontraban revueltas, ella arañaba la cabecera de la cama con tal fiereza que amenazaba con arrancarle pedazos con sus uñas, o de lastimarse ella misma. La cabellera alborotada de la mujer, antes bien peinada, se encontraba ferreamente afianzada por medio de una mano negra sujetando el matorral de pelo castaño oscuro, tirándole con brutalidad.
    
    -Detente hijo de puta, maldecía ella, pero fue seguida su insultante orden con una bofetada del tipo quien siguió cabalgándola a la fuerza.
    
    La mujer continuaba gritando y maldiciendo, intentando vanamente de zafarse del tenaz hombre, mientras que el individuo la penetraba por el ano sin importar los aspavientos de la mujer, y gozando vilmente de aquella simbiosis de dolor mezclada con placer que le infligía a la débil hembra expuesta a su merced.
    
    Las redondas y potentes nalgas de la esbelta dama se estremecían a los embates del macho, mientras este a su vez la sacudía de tremendas nalgadas. Los gritos llegaron a ser ensordecedores, a la vez que gruesas lágrimas escurrían por las mejillas de ella. El maquillaje antes pulcramente detallado se escurría como cera derretida ante las llamas, la boca se encontraba ya sin pintura alguna, y los ojos bellamente decorados con arte sublime, manifestaban una de las pestañas postizas a punto de desprenderse.
    
    Ella se encontraba bañada en sudor propio, pero sobre todo de la chorreante transpiración del macho quien la cogía como una acémila barata y corriente a aquella ...
    ... yegua fina de la mejor clase.
    
    Las metidas eran tremendas, el enorme pene de Rufas el negro, la apuñalaba sin piedad alguna, a la vez que los enormes testículos arremetían en contra del periné y vulva femenina; provocando chasquidos con los golpes, extrayendo a la vez gruesos pedos vaginales de la bella mujer, debido a que en un principio la clavara por enfrente llenándola de aire que ahora extraía de la vagina por medio de los bombazos anales.
    
    Ella en verdad luchaba por no ser totalmente penetrada por aquel descomunal pedazo de carne, sin lograr su cometido, ya que el macho la detenía y la azotaba para someterla a su antojo, a la vez que excitado empujaba la enorme verga purpurea por el ano ante los gritos de Antonieta.
    
    En ocasiones, Rufas la jalaba del cabello con ambas manos, y otras la soltaba de una de ellas para nalguearla fuertemente cual jinete de jaripeo montando a una yegua bronca y agitando su tejana con la otra mano mientras la tiraba de las crines.
    
    También había veces que se inclinaba para introducir sus enormes dedos en la vagina de la mujer sin importarle si a ella le molestaba jodiéndola al tanto por detrás. Mientras que ella luchaba por enroscarse de lado con el fin de no sentir la enorme estaca desgarrando su ano y recto rebotando adentro en sus entrañas, mientras Rufas la tomaba de las caderas y la obligaba a parar el bello trasero, atizándole candela cada vez más fuerte, tanto golpes como metidas.
    
    Aproximadamente una hora antes, la bella mujer ...
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