Una cita reveladora
Fecha: 26/06/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Evan, Fuente: CuentoRelatos
Era una calurosa tarde de verano, pese a la apatía provocada por el calor, decidí acudir a la cita. Me incorporé del sofá, tomé una ducha rápida y me puse un vaquero fino con una camisa blanca; aunque no es mi estilo más habitual, al menos iría fresco. Normalmente, no suelo cuidarme demasiado, procuro mantenerme en 80 kilos los cuales se reparten en un metro setenta y cinco de cuerpo serrano.
De camino a la tetería donde quedábamos años atrás, me puse a recordar cómo había ocurrido todo:
“Hacía mucho tiempo que no tenía noticias suyas, sin embargo, una tarde recibí un mensaje de ella, para quedar y hablar un rato. En el instante de leer el mensaje, estuve reacio a vernos de nuevo. La costumbre de desaparecer sin decir nada para luego volver, cual Guadiana, me estaba empezando a requemar por dentro. Cierto es, que no podía evitar querer saber cómo le había ido durante todo este tiempo y pasar un rato a su lado, era una idea de lo más gratificante. Llegado a esta conclusión, acepté la cita donde le sugerí que fuera este sábado a eso de las 17:30. Ella rauda se despidió con un “lo estoy deseando”, donde pude ver que realmente tenía interés en vernos ese día”.
Una vez llegué al lugar acordado, pude observar que fui el primero, así que para hacer tiempo en lo que ella venía me puse a repasar mentalmente la semana, me resultó curioso cómo ésta se me había hecho más corta de lo habitual, supongo que la idea de volver a verla hizo que se hiciera más amena. Al cabo de ...
... unos minutos e interrumpiendo mis pensamientos la vi pasar por una esquina lejana, en lo que se dirigía a mí, me fijé que había cambiado mucho desde la última vez que la vi, llevaba puesto unos pantalones cortos que le llegaban por encima de la rodilla y una camisa amarilla donde tímidamente asomaba un sujetador negro, las sandalias sencillas pero elegantes. A medida que se iba acercando, observé que su tez estaba muy morena por el sol, incluso podría asegurar que su talla de pecho se había incrementado en todo este tiempo. El pelo, moreno, resultaba más brillante que de costumbre y en sus ojos irradiaban una vitalidad y alegría como nunca antes.
Una vez frente a mí, nos saludamos con dos besos en la mejilla.
- Buenas tardes Sam, ¡cuánto tiempo sin vernos! ¿Qué tal estás?
- Hola Nuria, estoy bien, aunque me tienes sorprendido, te noto muy cambiada desde la última vez que nos vimos. ¿Cómo te encuentras?
- Bien, aunque... ¿qué te parece si entramos y tomamos algo para poder contarte mejor?
Al entrar saludamos al dueño, nos dirigimos a una mesa situada en un rinconcito lejano de la entrada, donde podíamos estar más cómodos y tener así la intimidad deseada para charlar con calma. Al sentarnos en la mesa, y tras un breve momento en silencio comencé la conversación:
-¿Y bien?, me pregunto qué quieres decirme después de todo este tiempo. Imagino que sabrás que hace unos años empecé a salir con alguien.... -Se quedó en silencio un momento donde le contesté: - Sí lo ...