1. Trio familiar en la isla


    Fecha: 27/06/2021, Categorías: Masturbación Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... reflexioné para mantener la calma porque lo que menos quería era desesperarme. Volveríamos a casa. Estaba segura de eso. Sólo tendría que disfrutar del tiempo con mi papá y con Mara,que no me caía del todo bien, pero tendría que aprender a convivir con ella. De repente me desperté cuando la chica empezó a gemir. Vi que ahora la muy puta tenía un plátano en la concha. —¡¿Qué haces?! —¡Encontré el plátano por allá! Hay todo un racimo. —Eres una puerca. —Ay, sí. Mira quien lo dice. Tú también te has masturbado alguna vez. —Sí… pero no como tu. Te vas a romper la vagina. —Así me gusta. Rudo, rudo. Que me llegue hasta el útero. Mara se metía todo el plátano en la conchita, que parecía demasiado pequeña como para tragarse semejante fruta madura, y sin embargo, lo hacía. Vi como sus jugos mojaban sus labios, cómo ella se sonrojaba y se masajeaba el clítoris con sumo placer. Era sorprendente ver la ferocidad con la que atacaba su propia concha. Me apené demasiado. —Me voy. Tú sigue si quieres. Pero no me fui lejos. Me guardé tras una piedra y arranqué un plátano que también había visto colgando de un racimo. Sopesé el peso, el tamaño. Lo mamé un poco y luego, ya caliente por ver a Mara, me acosté con las piernas abiertas y me introduje la fruta. Nada más sentirla dentro de mí, una ola de éxtasis me recorrió de los pies a la cabeza y me arqueé la espalda. La curvatura de la fruta hacía estragos en mi apretada vagina, pero eran dolores de placer. —Ay… sí. Imaginé que era una polla ...
    ... real. Un pene cubierto de venas y que era capaz de llevarme a la cumbre del placer mientras más hondo me lo metiera. Torcí los dedos de los pies, abrí las piernas todo lo que pude y suspiré, pellizcándome los pezones, llevándome las tetitas a la boca y mordiéndome de irreverente gozo. Entonces empujé más la fruta. La empujé tanto y tanto que mi coño se la comió entera. Y allí comenzaron los problemas. —¿Eh? Oye… cabrón, sal. —pujé y pujé. ¡La pinche fruta se había quedado atorada! —Mara… ¡Mara! —¿Qué? —la chica se apareció rapido. Me vio y rió —¿qué haces, cochina? —¡Mara…! ¡Cállate! Se me atoró el plátano. —¿Qué plátano? — ¡En el coño! ¡Me metí todo el plátano y ya no sale! —¿Todo? —¡Sí! ¡Ayúdame! —Calma. Al menos lo lavaste. —Pues… no. — ¡¿No?! ¡Daniela! —la chica se arrodilló entre mis piernas —. ¡Carajo! Lo que te vayas a meter a la boca, la vagina o el ano tienes que limpiarlo! ¡Mujer, es que no sabes ni como darte placer tú sola! —Duele… —Sí, sí. Déjame ver. Quita la mano. Abre bien. Lo hice. Mara, sin pena, puso las manos en mis labios y abrió la entrada de mi pobre vaginita. —Está profundo. Te lo tragaste, he, pillina. —¿Cómo lo saco? Empujo y empujo… —No empujes. Te puedes lastimar. Yo te ayudo ¿Vale? —Sí… —Abre bien las piernas. Lo hice todo lo que pude y me sostuve de las rodillas. Tenía expuesta mi conchita y mi anito a Mara, pero ella tan acostumbrada a los cuerpos desnudos no hizo ademán de nada. Lo que sí, me tocó el clítoris. El botoncito de placer y yo me ...
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