1. Mis sesiones más calientes con Roger69 (Parte 2)


    Fecha: 06/07/2021, Categorías: Intercambios Autor: Yolinda, Fuente: SexoSinTabues

    Mis sesiones más calientes con Roger69 (Parte 2) Después de un año chateando y disfrutando del sexo virtual, al fin pude conocer a mi amo Roger69 en persona. Había imaginado ese momento mil veces, por supuesto, pero cuando llegó estaba tan nerviosa que las piernas me temblaban. Esperaba en el andén la llegada del tren e, incapaz de estar más tiempo sentada, me levanté y empecé a deambular mientras me mordía una uña, echando miradas al panel indicador. Como es habitual, el tren llegaba con retraso. En ese instante cruzó por mi mente un pensamiento terrible: «¿Y si al final no viene?». Pero la única forma de saberlo era continuar esperando. Cuando Roger estaba desconectado del mundo virtual, no tenía ninguna forma de comunicarme con él. Esas eran sus reglas. En algún momento eso me había fastidiado, y mucho, pero había aprendido a aceptarlo. Así tenía que ser si quería seguir su juego; y, desde luego, quería seguir siendo su sumisa. Con ningún otro hombre había conseguido correrme como con él, prácticamente hasta quedar deshidratada, ¡y eso que estaba tras la pantalla! Por lo visto, el tren aún tardaría 20 minutos, por lo que decidí dirigirme a la cafetería a tomar algo. Ahí afuera había un sol de justicia y tenía la boca seca. El local estaba lleno hasta los topes y era evidente que el aire acondicionado no funcionaba, por lo que al entrar se incrementó mi sofoco. Me acerqué como pude a la barra y pedí una botellita de agua para llevármela. Tuve que llamar la atención del ...
    ... atareado camarero apoyándome sobre la barra, por lo que mi culo quedó en pompa. Cambié de inmediato de postura cuando reparé en que un hombre que estaba sentado en una mesa cercana me taladraba con su mirada. Imaginé que, al inclinarme, el tanga se habría transparentado bajo la fina tela del vestido, y probablemente también se habría marcado el encaje del final de las medias, pues sus penetrantes ojos recorrían mi culo y piernas. Era un tipo de mediana edad trajeado, aunque en ese momento la chaqueta colgaba del respaldo de la silla. Abrió su maletín y sacó un portátil de él. Me llamó la atención su cabello negro y ondulado, con las sienes plateadas, lo que le daba un aspecto más interesante. Sin embargo, evité volver a mirarlo y rebusqué en mi monedero el dinero que el camarero me pedía: 2 euros. «Vaya robo». Salí de la cafetería murmurando un juramento. Me asomé de nuevo al andén y me sorprendí al ver que había llegado un tren. ¿Sería posible que, por una vez, la RENFE hubiera cumplido con el horario? En efecto, justo en ese instante vi a Roger bajando del tren. ¡Había venido! Me puse tan contenta que me olvidé del calor, de los nervios y de las piernas temblorosas. Y mientras se acercaba a mí, mirándome muy serio, empecé a notar que se humedecía el encaje del tanga. —Ya veo que has cumplido mis órdenes y llevas las medias —escuchar su voz grave tan cerca me erizó la piel. Siempre me ponía oír su voz, y ahora que incluso podía sentir su aliento. ¡mucho más! —Por supuesto, amo. ...
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