Todas las dudas caen cuando se enciende la luz
Fecha: 07/07/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Elegos, Fuente: CuentoRelatos
Con 35 años me encontré divorciado, despedido y sin un puto duro. De la carrera que durante años me había labrado, nada de nada. Me tuve que reinventar y empecé a estudiar de nuevo. Elegí Magisterio porque me parecía fácil en principio. Pero las carreras son caras y la vida más. Así que hacía extras de camarero donde se podía. No es que estuviese bien pagado, ni fuese gratificante, pero pagaba las facturas. En uno de los últimos trabajos de camarero me encontré con un chaval muy majo. 20 añitos, 1,70 de altura, corredor de atletismo, rubio de ojos azules. Tenía bastante éxito con las mujeres. Y además cuando tocaba trabajar curraba como ninguno. Me gustaba que me emparejaran con él, porque los dos trabajábamos rápido. Por alguna razón me llamaba “chiqui”. Yo tengo actualmente 43 años y soy mayor que él, así que no lo entendía muy bien. Resultó que durante los primeros pases no se sabía mi nombre y empezó a llamarme así, porque en su pueblo es bastante normal ese apelativo cariñoso. Después ya se sabía mi nombre, pero se había acostumbrado.
La última vez que trabajé de camarero fue en Noche Vieja. Llevaba 4 meses trabajando de maestro en un pueblo a más de 800 km de mi pueblo. Pero como el jefe me había llamado y esa noche no tenía nada que hacer decidí ganarme algo de dinero en vez de gastármelo. La verdad es que todos los compañeros se alegraron mucho de mi nuevo trabajo, incluido él. De hecho me dijo que si se podía ir conmigo unos días pasadas las fiestas, que ...
... necesitaba cambiar de aires. Le dije que el día 8 de enero me volvía hacia allí que si quería pasaba por él y que podía quedarse el tiempo que necesitase. No le pensaba cobrar nada por la estancia o el viaje, pero también le dije que si me ayudaba algo con la comida, yo agradecido. Y así lo hicimos.
Yo vivo en una casa alquilada con dos habitaciones. Una no la uso, así que lo instalé en ella. La primera noche, todo pareció ir normal. Por la mañana, mientras me estaba secando después de darme una ducha él entró. Es lo que tiene vivir solo, que no cierras la puerta del baño. Se puso a mear allí delante de mí mientras me decía buenos días. Tenía una buena polla mañanera. Empalmada seguro que estaba sobre los 20 cm o más. Yo he tenido algunas experiencias homosexuales, nada serio. Siempre las consideré actos de caza. Y un buen cuerpo como aquel estaba despertando mis deseos. Me lo estaba comiendo con los ojos. Decidí desviar la atención y le pregunté qué tal había pasado la noche.
— Fatal chiqui— me dijo girando la cabeza mientras seguía meando.
— Has pasado frio, o es que la cama no es buena… no la he usado nunca. Es parte del alquiler.
—Pues una mierda. Frio no, pero el colchón te clava los muelles y eso que yo estoy flaco. Al final eché las mantas al suelo y así he dormido.
— ¡Uff, qué mal! ¿No?
— Sí y lo peor es que antes del suelo probé el sofá, pero no es bueno tampoco.
— Jo tío lo siento. Yo duermo bien. Mi cama es de matrimonio si quieres podemos compartirla a ...