Todas las dudas caen cuando se enciende la luz
Fecha: 07/07/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Elegos, Fuente: CuentoRelatos
... firmeza para que lo disfrutara al máximo.
Por fin, perdió y me besó. Un beso cálido. Sus labios estaban un tanto secos, así que se los humedecí con mi lengua. Metí de paso mi lengua en su boca y nos fundimos en un intercambio de besos pasionales. Soltó mi polla y se me abrazó. Me apretaba con fuerza y entre beso y beso me dijo que lo hiciese suyo, por favor. Le fui chupando todo el cuerpo bajando dirección su polla. Aquella enorme tranca tenía que llenarme la boca como fuera. Era algo que llevaba todo el día esperando. Empecé a chupársela con deleite. Cometí el fallo de mirarlo a los ojos mientras se la comía, ya que se me corrió fulminantemente. Fue tan de repente que se escapó casi todo de la boca.
Él empezó a hacer lo mismo con mi polla. La chupaba de miedo, pero yo solo pensaba en ese agujerito suyo. Me costó mucho esperar hasta que se empalmó de nuevo. En cuanto tuve su polla en mis manos otra vez decidí llevarlo hasta la locura. Quería que me suplicara para que le reventase el culo. ¡La verdad! Pensé que me iba a costar más. Se tumbó boca arriba y abrió todo lo que pudo las piernas, poniéndose las rodillas a la altura del pecho. Su respiración era rápida y jadeante y no dejaba de mirarme. Por favor, hazme tuyo, me decía una y otra vez. Métela, por favor.
Le chupe el culo lo mejor que pude y esto hizo que se le pusiera dura de verdad. Luego restregué mi polla contra su agujerito. Su virgen y pequeño ...
... agujerito. Le metí un dedo lleno de saliva y escupí varias veces. Encaré mi polla contra aquella abertura y le dije que iba a ir suave. Esto lo relajo mucho y aproveché la ocasión para dar un enorme empujón. Se la metí hasta los huevos, del tirón. Gritó como una puta en celo. Me quedé quieto, mientras le pajeaba. Me insultó algo, pero su polla seguía dura. En cuanto el deseo volvió a imponerse empecé a moverme. Al poco rato me abrazó con sus piernas y con sus manos y no dejaba de besarme.
— Chiqui, ¿a qué soy tu putita? ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Te vas a correr dentro de mí? Inúndame, por favor.
—Claro que sí, putita.
—Dímelo otra vez, porfis.
—Putita
—Ummm, chiqui dame tu leche
—Si la quieres sácamela de la polla putita y será toda tuya. Toda la leche para mi putita.
Esto fue más de lo que pudo soportar y se corrió, así como estábamos, abrazados. Nos llenó el pecho de su leche caliente. Su culo se volvió estrecho y las contracciones hicieron que me corriera.
Después de un rato besándonos, nos fuimos a la ducha. Enjabonar ese cuerpo perfecto hizo que me pusiera cachondo otra vez y lo “obligue” a que me la chupara. Me encantó correrme en su boca. La verdad es que llamarlo putita era súper efectivo.
Menos mal que encendí la luz. Me confesó que lo deseaba, pero que no quería ser un maricón de esos. Pero en cuanto establecimos contacto visual, los cuerpos empezaron a hablar y los prejuicios se cayeron todos.