1. La Colorada. Coger en la oficina con la pelirroja


    Fecha: 08/07/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    En el curso de la vida se van ganando amigos, algunos siguen acompañándonos en el decurso de nuestra vida, otros van quedando a los costados. Con algunos tenemos una reciprocidad de actitudes y lealtades que nos lleva a intimar en el sentido sano de la amistad, bien supremo en la difícil tarea de vivir. Tengo una amiga y compañera de trabajo, Nilda, “amiga de fierro”, de esas que puedes hablar de todo, también de aventuras y conquistas. Precisamente hablamos de conquistas y le referido que nunca se me había dado por ligar con una pelirroja, seguía siendo mi asignatura pendiente. Sabía que ella tenía una en su plantel, por eso me respondió con una sonrisa cómplice, que ambos sabíamos que prometía…
    
    Al día siguiente llegaba a mi oficina diciendo:
    
    —Y… para no quedar en deuda, jefe, te tengo una pelirroja, que es todo un canto al deseo.
    
    —Tráela ya mismo!!!, dije con incipiente calentura.
    
    Al día siguiente llegó la pelirroja (le decimos la colorada) Lidia, era su nombre, y se presenta:
    
    —Hola señor jefe!, soy Lidia, me envió Nilda con este sobre para Ud, y debo esperar su respuesta.
    
    —Veamos pues…, toma asiento, mientras leo el contenido.
    
    Decía: “Para el Jefe con cariño: este bomboncito pelirrojo es para vos, que lo disfrutes”.
    
    Leía, disimulando la emoción de tener el “bomboncito” de cuerpo presente, cruzada de piernas era más apetitosa, ¡y que piernas!
    
    La sonrisa de la muchacha me anoticiaba que ella era totalmente consciente del contenido de la carta de ...
    ... mi amiga, por eso y envalentonado por la visión de sus piernotas, me fui derecho al regalo, pensando en lo que había cuando deshaga el envoltorio, hmm…
    
    —Me acompañas?
    
    —Vamos “jefecito”, lo sigo.
    
    No parecía sorprenderse cuando marqué el 4to. Piso en el ascensor, más bien creo que era “vox populi” que en ese piso teníamos un lugar para tratar los asuntos de intimidad…
    
    —Ponete cómoda.
    
    —La señora Nilda, dijo que puedo tomarme toda la tarde libre, no tengo prisa.
    
    —Mejor, cuánto mejor… para nosotros.
    
    Simpatizamos de inmediato, sencilla e incitante, dócil y comprensiva, entendía todo sin necesidad de obvias explicaciones. No sé cómo, ni en qué momento, pero de golpe nos estábamos abrazando a todo dar, tenía el camino expedito. Dije:
    
    —Preciosa, ¡estás muy buena!
    
    —Desde que me viste te estuviste ratoneando (fantasear) conmigo, me siento halagada.
    
    Dicho lo cual se abrió la blusa y mostró sus opulentas tetas, llenas de pecas, y dijo:
    
    — Para vos!... todas para vos!
    
    Realmente eres una peca…dora, ¡ja! Una preciosa pecadora, con tantas pecas que te mereces un beso en cada una.
    
    —Pero te llevaría mucho tiempo… y vos tenés mucha curiosidad por saber si abajo... los tengo pelirrojos, ¿no?
    
    —Me leíste el pensamiento?
    
    —Casi..., todos los tipos quieren saber lo mismo.
    
    Al quedar solo con la tanga, se le asomaban por ambos lados, los pelirrojos pendejos. Con un delicado y sugerente movimiento escénico, quedó sin la tanga, se ofreció a mis ojos algo el ...
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