1. La Colorada. Coger en la oficina con la pelirroja


    Fecha: 08/07/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... prolongado.
    
    Cambiando de posición, ahora ella arriba, me permitía dirigir las acciones, a tiempo que se le enterraba todita en el fondo de la concha llena de sus flujos. Tan mojada la tenía, que cuando se la saqué para ponerme el forro como habíamos acordado, aprovechó y se la secó un poco con el pañuelo.
    
    Enfundado en el preservativo, retomamos la acción, ella debajo, como al comienzo. De un solo golpe le entró a fondo. Serruché dentro de ella cuanto quise, me dejaba hacerle de todo. Los movimientos se fueron haciendo violentamente profundos y nos acercábamos a la culminación. Un empujón profundo dentro de su argolla y me salió toda la leche urgente que el látex contuvo para no inundarla.
    
    Retiré la poronga de la cachucha maltratada por el intenso traqueteo de este polvo interminable, el descanso fue mínimo, casi sin tregua. La colorada ya estaba nuevamente dispuesta para un segundo round, y tomó la ofensiva. Inicia las “hostilidades” con unas caricias bucales al choto. Se lo metió en la boca cuanto pudo, tanto se entusiasmó que por momentos me mordía.
    
    En pocos minutos ya estaba en condiciones de darle “pelea” nuevamente gracias a sus caricias bucolinguales. Recorrió toda la extensión del choto, bajó a los testículos y volvía al glande para “ensañarse” con la cabezota.
    
    La calentura guio mis actos, la besé con profusión e intensidad, metí dos dedos en su mojadísima conchita. Al soltarme de sus brazos, la di vuelta, coloqué a cuatro patas, como perrito y se la ...
    ... mandé adentro. Tirándome encima de su espalda, la tenía nuevamente clavada a fondo, con la mano derecha acariciaba el clítoris. Un par de minutos en esta actitud para después con esta mano con los dedos llenos de sus jugos se los ponía en el culito con movimientos que simulaban una cogida.
    
    Era notorio que le gustaba lo que estaba haciendo, gemía y movía revelándose como una maestra en las artes sexuales. Se movió, a pesar de estar sobre ella, en contorsiones vibrantes generadas por sus caderas endemoniadas, respondiendo con embestidas con metidas en profundidad. Era de prever, con tanta intensidad se fue, acabó en un nuevo orgasmo tan bullicioso como violento, tanto que tuve que sostenerla para no caernos. La violencia de sus orgasmos y el tener que contenerla para no caernos hizo demorarme, por suerte, pues estaba sin condón.
    
    Se la saco de la concha, la voy apoyando en el culito, “con paciencia y saliva”, voy iniciando el camino a su interior. Se fue relajando como le indicaba, se le notaba que no era novata en sexo anal, aspiró aire por la boca y sacó la cola para atrás, ofreciéndose. En ese preciso momento se la enterré hasta la mitad, otra aspirada de aire y entró la mitad faltante.
    
    Me volqué encima de ella, cayó derrumbada sobre el sofá, encima de ella, las rodillas a los costados de sus caderas. Aprovechando el espectáculo de su colita pecosa, se la acaricié con ternura, con dulzura, después le “agarré” las tetas, una en cada mano apretándolas con algo de rudeza, ...