La Colorada. Coger en la oficina con la pelirroja
Fecha: 08/07/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
... en simultáneo la mordía el cuello, debajo del cabello, para que no dejar rastros.
Al tenerle tomadas las tetas, vibraba y levantaba la cola a más no poder. La pija estaba alojada toda dentro del orto, tan ardiente que imaginaba era virgen aún. Me sentía un troglodita así todo dentro del culo tan apretadito. Incontenible, estaba “sacado”, me incorporo, ella levanta cuanto puede las caderas, ayudo con mis manos a levantarlas hacia mí.
Los movimientos se hacen más violentos, escucho sus gritos, como distantes, por momentos pierdo la noción por la intensidad del acto. La escucho con en estado de ensoñación decir:
—¡Te quiero adentro, te quiero todo adentro! ¡Rompeme toda, rompeme el culo, venite adentro mío! ¡Llename, no aguanto más y me está doliendo! ¡Acabame!!!
Me adentré en ese culo ardiendo por la calentura y por la fricción del miembro en el recto, era como para sacar chispas, bastaron varias empujadas más para anunciarle:
—Lidia me voy a ir en cualquier momento, me falta poco…
—Vení, venite por favor, no aguanto más me estás matando, de goce y de dolor. ¡Ya!
Llegué… en un último grito empujé toda mi humanidad dentro del estuche y en un instante estaba dentro ella, mi leche bañando el interior de su recto dolorido. Me moví hasta que no me quedó ni una gota de leche. Permanecí un largo tiempo dentro del apretadísimo culito, hasta que compadeciéndome de ...
... su maltrecho orto se lo desocupé de la carne aún palpitante y agotada por el esfuerzo, pero satisfecha en entrega de mí, sacarla fue la sensación de haber descorchado una botella de buen vino.
Separamos nuestros cuerpos, pero nuestras almas quedarán unidas en el sufrimiento y placer compartidos en el acto. Muestra de su entrega, eran leves rastros del inevitable desgarro lógico del sexo anal algo violento y prolongado, mezclados con un poco de semen licuado que emergía burbujeante de ese culo pecoso.
Nos higienizamos, y vuelta a abrazarnos otra vez, agotados por la intensidad de los polvos, decidimos dejar para otro día la continuación.
—Por hoy es suficiente, este cuerpo todavía tiene que soportar un polvo doméstico, menos mal que el boludo de mi marido termina enseguida, y se duerme.
—No es creativo como el que te abraza no?
—No, para nada. Dos veces me hizo la cola, no me dolió nada, fue tan suave que no me hizo sentir como vos. Vos me hiciste ver las estrellas, me lo rompiste en serio, pero me gustó.
—A mí también me gustó lo que hicimos, me gustaría repetirlo.
—En eso quedamos, la “colo”, como me llamaste, te necesita, yo lo pido, quiero repetirlo.
Esto recién comienza, va a continuar hasta que nos cansemos y no ha de ser pronto.
¿Has sido infiel? Me gustaría conocer tu opinión, el autor del relato espera en[email protected]
Nazareno Cruz