1. Nuestra vecina de 11, mi hermana y yo


    Fecha: 08/07/2021, Categorías: Intercambios Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    Era nuestra vecina, tendría 11 y aunque asistíamos a la misma escuela poco habíamos socializado con ella. Vivía a unas cuadras de nuestra casa, en una especie de quinta de descanso con gran cantidad de árboles de naranja. Sus padres eran los encargados de cuidar el lugar, gente buena y amigos de nuestros papás, devotos católicos bastante respetados por los demás vecinos. Se llamaba Flor y era la más chica de la Familia. Sus ojos parecían no dar crédito a lo que veía, mi hermana un año mayor que ella a cuatro y tragándose la verga de su mismo hermano. Todo había sido intencional, al menos por mi parte. Había planificado que nos descubriera, a mis 14 había fantaseado que al encontrarnos se excitara y quizá hasta decidiera participar. Idea loca que se me había metido a la cabeza desde el día cuando la había descubierto orinando y ver su chocho desflorado, era evidente que ya le habían dado verga y de la buena. Cuantas chaquetas no me había echo pensando en que un día podía meterle mis 17 cm, cogermela como Dios manda. Como dije no era casualidad que estuviéramos ahí, sabía que ella se quedaba solo con su padre en la mañana y que era la encargada de darle de comer a unos gansos que normalmente se mantenían cerca de una especie de estanque bastante alejado de la casa. Y ahí estábamos, mi hermana apoyada a un árbol y yo dandole desde atrás. Mis pantalones a las rodillas y ella tan solo se había levantado su falda dejando ese culito al aire para que yo me afianzará de sus nalgas ...
    ... y la penetrara hasta el fondo. Beatriz no se había percatado que éramos observados, creo que estaba más ocupada en disfrutar el placer de sentir mi polla entrando y saliendo en su interior. Pujaba como poseída, sus caderas se movían como si buscara tragarse hasta mis huevos, respiraba agitada, estaba al limite de llegar al orgasmo. Mmmmm mmmmm mmmmm mmmmmm – repetía cada vez más intenso. Consciente de que aquellos ojos no me perdían vista le saque el pito a mi hermana y procurando dejarlo lo más visible para Flor empecé a lamer el chocho de Beatriz. Le abría los cachetes del culo y me metía entre ellos para chuparle mejor, la horadaba con la lengua. Los gemidos de mi hermana decían lo mucho que le gustaba. Flor parecía no perder detalle. Otra vez decidí metérsela a Beatriz y esta vez intente que nuestra espía pudiera hasta percibir como entraba cada centímetro. Lo hice despacio, lo más que pude. Me había levantado la camisa para no dejar nada a la imaginación, igual le levante la falda del vestido a Beatriz hasta dejar ver sus tetas. Con toda la maestría que podía empecé a culear ensartándole mi pene lo más profundo que podía. De reojo pude ver que Flor se tocaba sus partes. Sonreí – para mí sabiendo que estaba logrando mi objetivo. Fueron minutos intensos de placer, mi hermana no pudo aguantar más y se vino, derramando tantos líquidos que el chapoteo de nuestros cuerpos debía escucharse hasta donde estaba oculta nuestra vecina. Mi pinga estaba tiesa, a punto de acabar. Era ...
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