1. En la semana de Pascua


    Fecha: 10/11/2017, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... lengua en medio de su trasero. Parecía que iba a morir de tanto gemir.
    
    Volví a su polla y la chupé lentamente como si no hubiera un mañana. Siempre me había sentido caliente imaginando ese momento, y eso era realmente todo lo que imaginaba. Podía sentir su calor, su pulso dentro de mi boca. Podía pasar horas jugando con él, probando sus reacciones al trabajo que hacía con mi lengua, pero tenía otros planes.....
    
    Me tiró de los hombros y me dio un beso largo y feroz. Luego me puso boca abajo y se acostó sobre mí, totalmente muy pegado su cuerpo al mío: su boca en mi cuello, su abdomen en mi espalda, su polla en mi culo y las piernas —¡oh, qué piernas!— inmovilizándome en esa posición. No se imaginaba que mi voluntad de huir de allí ni existía...
    
    Comenzó a acariciarme con fuerza, frotando su pene a lo largo de mi raja o hendidura interglútea, mientras me mordía en las orejas y el cuello y me abrazaba, doblando sus brazos bajo mi pecho. Su polla, completamente babeante, ocasionalmente se deslizaba fuera de mi ano y pasaba entre mis piernas, tocando mi trasero y haciéndome ir al cielo. Pronto estaba jugando bien en la misma entrada, tratando ya de iniciar la penetración que, en ese momento, parecía fácil, con todo ese lubricante natural.
    
    En ese momento, la responsabilidad había que tenerla en cuenta y me contuve un momento para preguntarle:
    
    — ¿Tienes un condón?
    
    Estaba un poco loco y susurró algo ininteligible, tratando de convencerme de que lo olvidara y ...
    ... siguiera adelante de todos modos. Murmuró no sé qué e intentó volver a meterme la polla. Pero yo también fui muy fuerte y me di la vuelta, frente a él, y le dije:
    
    — Sé que trajiste muchos condones. ¡Deja de ser perezoso y juguemos limpio!
    
    Sonrió con una sonrisa muy traviesa y extendió la mano hacia su mochila, de donde sacó el condón y un tubo de lubricante y comenzó a colocárselo. Luego me levantó las piernas, me puso la polla en mi agujero y comenzó a tratar de penetrarme.
    
    Eso no iba a ser fácil, ya que yo nunca había hecho eso antes y él tenía una verga bastante gruesa. Con un poco de miedo, le dije:
    
    — Tranquilo, hombre. Es mi primera vez...
    
    Me miró fijamente con cara de sorpresa que luego se convirtió en una tierna sonrisa. Él soltó mis piernas, que aún estaban levantadas, y se echó sobre mí, abrazándome, besándome y diciendo:
    
    — No te preocupes, guapo; nos lo tomaremos esto con calma, y si te duele, házmelo saber que me detendré, ¿de acuerdo? Al principio siempre duele un poco, pero así es; va a ser muy bueno, te lo garantizo.
    
    Y me besó de nuevo, esta vez muy suavemente.
    
    — Date la vuelta y será más cómodo para ti.
    
    Me volví y él volvió a su posición encima de mí, como si nunca hubiera salido de allí y me amaestró el culo de nuevo, pasando la polla a través de mi trinchera y provocándome, metiéndola justo en la puertecita de mi culo y luego sacándolo. En ese momento yo ya estaba suplicando que me la metiera, me acercaba el culo hacia él y me lo frotaba ...
«12...5678»