Loly, hija perversa (Parte 2)
Fecha: 11/07/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
En el primer relato “Loly mi nena perversa”, había narrado la génesis de esta historia prohibida, provocada por Loly, y su exacerbada compulsión a disfrutar el sexo, como sigue siendo virgen y el complejo de Edipo, tan intenso, encontró la forma de manipular mis debilidades humanas y gestionar las estrategias hasta conseguir sus objetivos, supo aprovecharse de un momento de crisis de mi pareja para hacerme caer en la trampa de su seducción, me necesitaba para que fuera su primer hombre, quien la haga sentir mujer, el elegido para romper la flor de su virginidad, su primer momento de placer único e irrepetible.
La promesa de que sería solo esa vez, quedó sólo en promesa, esa primera vez culpamos al exceso de cerveza y la abstinencia forzada de sexo. Ahora quería más y no hubo forma de esquivar y evitar todas las artimañas de insinuación y acoso, demostró pasión y tenacidad hasta conseguir sus propósitos.
Demasiado tarde para lágrimas, el placer erótico superó el tabú de una relación incestuosa, la satisfacción del disfrute de su sexo, lavó el sentimiento de culpa transformando lo prohibido tan solo en permisivo. Con esas prevenciones llegamos al punto de no poder gambetear por más tiempo la perentoria amenaza de que volviera a tener sexo con ella, que no le bastó esa única vez, su voluntad y tenacidad me obligó a complacerla.
Se había convertido en manipuladora, me exigía tener sexo, al mismo tiempo de sus exigencias la madre se había puesto como en estado de ...
... alerta, como si hubiera descubierto algún rastro, durante un tiempo no le perdía pisada. La muchacha no perdía oportunidad de insistir, urgiendo una satisfacción, el desvirgue no había sido suficiente para sentirse mujer plena, solo el comienzo.
Siempre encontraba un momento a solas para acosarme con el mismo propósito: Coger. En un par de oportunidades zafamos de la vigilante madre, solo nos dio tiempo para meterle mano y una mamada furtiva en dos oportunidades, en la tercera la forcé sosteniendo la cabeza con la verga bien dentro hasta venirme dentro de su boca, así aprendió a saborear el semen, dijo: - Saladito, pero no sabe mal la lechita de mi papito. Me gustó que me forzaras, me la voy a tomar siempre.
Pero eso no le bastó, quería más, no cejó en acosarme y hasta amenazarme con que si no era yo se haría coger por cualquier tipo. Sus métodos eran contundentes, sabía manipular, celarme respecto de las atenciones que tenía con su madre, llegó hasta fingir pláticas telefónicas, haciendo insinuaciones con algún ignoto amante, todo fue llevando la situación hasta límites imposibles, los celos y las amenazas de entregarse a cualquiera hizo mella en mi resistencia, sin contar la forma cada vez más atrevida de insinuarse.
Había adoptado el método de exhibirme su sex-appeal y maestría en erotismo, todo en ella destilaba osadía y atrevimiento, desde andar sin ropa interior hasta mostrarme su desnudez en cada rincón de la casa, jugar al erotismo durante la comida familiar, ...