Loly, hija perversa (Parte 2)
Fecha: 11/07/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... “caérsele” el cubierto y pedir que se lo levante para que vea sus piernas abiertas sin bombacha, jugar con su pies descalzo frotando mi pene, meterse el dedo en la conchita y dármelo a lamer ese dedo simulando que probara si “su salsa estaba bien”.
Cada vez se me hacía más difícil sustraerme a la perversión de sus juegos eróticos, su trampa había surtido efecto, me tenía enredado en su telaraña de seducción y deseo.
En esa ocasión que llevé a su madre a realizar un trámite, me llamó al celular diciendo que vuelva de inmediato para tener sexo con ella, caso contrario llamaría al primer amigo que encuentre para cogérselo, así de contundente, así de autoritaria. Fingí estar hablando con un empleado, hablando fuerte para que mi esposa escuchara, manifestaba que estaría de inmediato para ver el desperfecto, esa fue lo que le decía para responder a sus exigencias y entendiera que estaría de inmediato con ella.
Armé la excusa de qué debía volverme por la urgencia del llamado, y para evitar que se apareciera de improviso en la casa y pudiera pescarnos infraganti, me aseguré que me espere, que tan pronto me desocupe pasaba a buscarla, de ese modo me garantizada tener un tiempo para calmar los deseos de Loly.
Tan pronto abrí la puerta me recibió solo con un babidoll, bien cortito y transparente.
- Papi, te estábamos esperando. –dijo mostrándome la conchita, separaba los labios con los dedos
Sin darme tiempo a nada mientras me descalzo, ella me saca el pantalón y ...
... bóxer en un solo movimiento, enlazado sin soltarme la verga me lanzó sobre el sofá, se sentó encima y monto. La sostuve de las nalgas mientras se abría los labios de la vulva, dejarse caer hasta penetrarla hasta el fondo. Aún despacio acusó la dilatación del grosor de la poronga, abriendo paso en la estrechez de sus carnes.
Se aferra del respaldo del sofá para cabalgarme, me llené las manos con sus nalgas, urgiéndole que por esta vez no me pida que haga demorara mucho, cuestión de poder retornar a buscar a su madre y no despertar más sospechas. El ritmo se tornó violento y compulsivo, los movimientos con la urgencia y contundencia de una penetración que la hacía estremecer, cada descenso era sentir tocarle el fondo de su mar interior, sujetarla de la cintura para empalarla más allá de la posibilidad anatómica, elevarla en mis manos y dejarla caer. Este acto no estaba exento de vehemencia exagerada, hacerle sentir el rigor de la penetración para que sienta en carne propia quien lleva el mando.
No es fácil de arrear, redobló la apuesta, fue por más, comenzó a tomarse del respaldo del sofá, elevarse hasta dejar el glande en la puerta de la vulva e impulsarse hasta que le llegue al fondo del útero, repetir la hazaña de dejarse empalar olvidando la desarmonía con el grosor de la verga, nada le importa, entendía sintiendo el rigor de su macho agradecía mis atenciones.
La cabalgata fue una relación épica, digna de una sesión de porno salvaje, montando como una potra desbocada, ...