Loly, hija perversa (Parte 2)
Fecha: 11/07/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... impulsarme dentro de Loly, bombeando con renovados bríos, ardor y calentura increíble, lástima no disponer de más tiempo para un disfrute óptimo.
El vaivén de la penetración, intensa, la calentura es realmente alucinante, ver esas carnitas vírgenes y tan blancas, alucino de solo pensar de este instante de gloria, ese culito ahí esperándome, ni pensar en otra cosa que no fuera un acto sexual de calidad Premium, el culo me tienta como nada en el mundo.
- No te olvides que no podes venirte dentro
- No, vendré en tu conchita, tranqui, te la doy en la boquita.
Había mencionado que no utiliza ninguna protección, sobre la espalda o la boca es lugar indicado, pero… haciéndolo en la posición de perrito, el ano se presenta como la tentación para una acabada lujuriosa.
La forma compulsiva de forzarme a tener sexo estaba latente, el hermoso ano, cerradito y lampiño la invitación perfecta, el grosor del miembro sería el obstáculo, tomarlo por asalto era la única y válida opción, la sorpresa mi estrategia. Tomarlo por asalto sería hacer justicia, darle una lección, haciéndole sentir quien manda, revancha? Sí, la lujuria fue sabia consejera.
Sin pensarlo dos veces, masajearle el ano con el pulgar ensalivado, el primer reflejo fue de temor, fruncirlo, sospecha, inquieta, tal vez imaginó mis intenciones, me urge acortar los tiempos, sacarla de la vagina y “puertear” el hoyo, apoyando la cabeza en el centro del esfínter.
Al primer empujón, intentó resistirse, rebelarse, ...
... moviéndose con intención de zafar, sujeté con fuerza de las caderas, segundo intento, un par de palmadas, más sonoras que dolorosas, la hicieron olvidar el intento de salirse.
Seguía presionando, sin lastimarla pero poco éxito, un poco de su flujo vaginal y saliva lubricaron la entrada para el segundo intento, otro par de palmadas distrajeron su atención, aflojando la tensión del esfínter anal, de un solo envión le mandé la cabeza dentro. El grito de dolor y sorpresa fue el intento por escaparse, tomada de los hombros con fuerza evitaron sacarme de la posición dominante, un segundo envión y tenía la mitad dentro.
- Ay, papi! me dueeele, me duele. Sacala, está muy gorda, me dueeeleee
Con el final del “me dueeeleee” y sobre todo la gestualidad, una mezcla de molestia y malicioso sarcasmo, sacó de mí toda la perversión, dispuesto a romperle el culo a toda costa, en un arranque furibundo le llegué al fondo, se la enterré toda, me quedé quietecito, susurrando ser todo lo cuidadoso que necesitaba, que solo sería un momento, que me vendría enseguida, que lo disfrutaría.
Accedería a bajarle la luna si me lo pedía, todo para que me permita coger este magnífico y estrecho culito, por nada del mundo abandonaría el privilegio de desvirgarlo, ya no importaba quien era, solo importaba ese momento de placer que estaba disfrutando como nunca.
Seguía quejándose, pero entendía las razones de su macho le impone. La estrechez del ano y la fricción en el vaivén del miembro era una ...