1. La zorra viciosa del pub liberal


    Fecha: 21/07/2021, Categorías: Confesiones Autor: zorro_en_celo, Fuente: CuentoRelatos

    ... percibió.
    
    —¿tanto te gusto?, ¿tan cachondo te he puesto? —preguntó Virginia.
    
    —¡qué buena estás! —exterioricé yo.
    
    Ya que habíamos iniciado el precalentamiento Virginia no quiso perder un minuto y hacer aflorar la puta libertina que llevaba dentro. Salimos del local y Virginia me presentó a su marido que se llamaba Enrique. Él era algo mayor que Virginia y vestía normal. Virginia estaba ligeramente gorda, pero lo suficiente para que a mí me pusiera caliente y muy cachondo. Virginia tenía buenas tetas, un culo algo gordo pero muy morboso, vestía como una loba en celo, pues llevaba un vestido azul vaquero, con una cremallera que iba de las tetas hasta el final de la falda y un ancho cinturón negro y calzaba unos zapatos negros de tacón alto. Nos metimos en el coche y Enrique toleró que Virginia y yo nos sentáramos detrás para que prosiguiéramos metiéndonos mano lúbrica y muy fogosamente. Yo le metí mano sobre la falda a Virginia y comencé a manipular su coño, ella me iba desabrochando y mientras nos comíamos a besos, Virginia daba berridos y gañidos de placer.
    
    Le bajé el vestido y comencé a comerla las tetas y la temperatura sexual de Virginia ya había roto moldes.
    
    La zorra Virginia me empezaba a insultar sexualmente.
    
    —sigue, cabrón, sigue. Me gusta lo que me haces —chilló Virginia.
    
    Virginia estaba bullente y agitada sexualmente y su marido veía a través de su panorámico espejo retrovisor como nos refocilábamos salvaje, alocada y sexualmente y aquello ...
    ... debía de ir a más. Llegamos al garaje y Virginia y yo proseguíamos con nuestra depravada lujuria. Enrique carraspeó dos veces para hacernos notar el fin de trayecto. Yo tenía un despiadado empalme sexual y mi enardecido y agitado rabo, pugnaba por salir del tanga y empitonar algún agujero de Virginia. Salimos del coche y Virginia y yo íbamos de la mano y Enrique delante. Enfilamos el ascensor y nos aguantamos las ganas de comernos, porque no era un plan agradable desfogarnos delante de su marido, en un espacio tan mínimo. Entramos en su casa y Virginia me llevó a una habitación de color verde con un cuadro en medio y debajo un tresillo color teja con algunos cojines color marrón. Enrique se sentó en un lateral algo alejado de nosotros y ahora era el momento depravado y obsceno de follar y dar rabo a esta zorra facilona de Virginia.
    
    —quiero que me folles, cabrón —gemía Virginia, mientras se tocaba el coño y un poco por encima de sus fascinantes tetazas de zorrón lascivo.
    
    —que rica, estás puta —le musitaba yo.
    
    Virginia me sobaba el torso y yo a ella y comenzaba a sobarle un poco las tetas y empecé a bajarle un poco la cremallera del vestido.
    
    —lámeme las tetas, chúpamelas, lo deseo —mugía Virginia.
    
    Yo le lamía y chupaba sus tetas y me puse más cachondo al ver que eran de silicona, mi atracción por esta fulana lasciva fue en aumento, tenía más ganas de follarla.
    
    —así, cabrón, así. Cómeme las tetas —jadeaba Virginia.
    
    Mientras proseguía lamiendo aquellas tetas de ...