1. La zorra viciosa del pub liberal


    Fecha: 21/07/2021, Categorías: Confesiones Autor: zorro_en_celo, Fuente: CuentoRelatos

    ... silicona de la furcia Virginia, comencé a quitarle su cinturón negro. Se lo quité, lo tiré y seguía lamiendo sus tetazas y la muy puerca gemía como una loba salida. Virginia se quedó con un tanga rosa muy sexy y sus negros taconazos que le hacían parecer una ramera provocadora. Se retiró la tela del tanga y observé que lo llevaba todo afeitado y eso me sedujo más para deleitarme con aquel sexo concupiscente y efervescente. Observé que llevaba un piercing en uno de los labios y le quité totalmente el tanga. La muy marrana de Virginia jadeaba y gemía y yo le tocaba la teta derecha y con la otra mano le hurgaba el coño y al mismo tiempo se lo comía.
    
    —eres un maricón vicioso, se nota que disfrutas con mi coño —reveló Virginia.
    
    Yo le lamía el clítoris y le hurgaba la vagina con un dedo y con la mano izquierda le sobaba su teta derecha. Virginia proseguía jadeando y graznando de deleite sexual como una sucia zorra.
    
    —¡Así cabrón!, ¡cómeme el coño!, ¡haz de mi tu puta!
    
    Virginia se levantó, me desnudó por completo y comenzó a comerme la polla.
    
    ¡Slap!, ¡Slap!, ¡chok!
    
    Virginia se deleitaba comiéndome el rabo y a la vez se pajeaba el coño.
    
    ¡Slap!, ¡Slap!, ¡chok!
    
    Yo gemía y jadeaba como un cabrón vicioso e insultaba sexualmente a Virginia.
    
    —¡qué bien la chupas, puta. Me estás haciendo gozar como un cabrón —expresé yo.
    
    Virginia mamaba y succionaba mi polla de semental como si se fuese a acabar el mundo hasta que decidió clavar mi verga en su agitado y muy ...
    ... bullente chocho.
    
    —¡oh!, ¡sí! ¡fóllame, jodido cabrón!
    
    Virginia se sentó sobre mí y se fue clavando lentamente mi rabo.
    
    —¡que polla tienes, maricón, me estás matando de gusto!, ¡Sí!, ¡jódeme maricón! —gimió Virginia.
    
    Virginia me había dado la espalda y yo la agarraba por detrás las tetas y la muy zorra gemía y se agitaba como una loba libidinosa.
    
    —¡Así, cabrón, fóllame!, ¡jode a esta puta puerca —clamaba Virginia.
    
    Virginia botaba y botaba con mi rabo dentro de su coño y me insultaba procaz y obscenamente. Cambiamos de postura y la empecé a joder de lado y la furcia Virginia continuaba con sus gemidos y jadeos sexuales.
    
    —¡oh, sí!, ¡jode a esta zorra lasciva!, ¡jódeme ya, cabrón —berreaba Virginia.
    
    Después de hacer gozar a esta ramera promiscua de Virginia, cambiamos de postura. Le levanté las patas y comencé a follar aquel hirviente coño.
    
    —¡así, jódeme cabrón!, ¡fóllame!, ¡mátame de gusto —graznaba Virginia.
    
    Yo le daba lentos golpes de polla en el coño a Virginia y jadeaba y gemía más y más sin parar.
    
    —¡Eres una puta y tu marido un cornudo! —bramé yo.
    
    Virginia estaba corrida de gusto y la muy golfa me pedía más polla.
    
    —¡Así, cabrón, así, jode a esta puta puerca! —sollozaba Virginia.
    
    Volvimos a cambiar de postura y se puso a cuatro patas y comencé a darla empellones.
    
    —¡fóllame!, ¡jódeme bien, cabrón!, ¡jode a tu puta! —gimió Virginia.
    
    Yo le barrenaba el coño y ella gemía como una fulana pervertida.
    
    —¡mátame de gusto!, ¡dame rabo, ...