¡El semental de confianza!
Fecha: 02/08/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... discretamente a la recamara principal. Ramón fingía estar dormido.
Se sentó frente a él, notando que su erección comenzaba. Ana comenzó a sonreír.
“Ya deja de hacerte pendejo”, le dijo con la extrañada y sensual entonación de su voz. Ramón abrió los ojos y le sonrió.
“Eres un cabrón. Me pegaste un susto”, comenzó Ana.
“No te preocupes preciosa, ya estoy mucho mejor”, creyendo Ramón que la preocupación de ella era por su salud.
“No idiotita”, precisó Ana. “No me bajaba”.
“¡Ah cabrón!”, dijo Ramón levantándose.
“¡Estamos esperando al chamaco prieto vergon!”, dijo emocionado.
“Me bajó ayer, a Dios gracias”, le dijo Ana en tono más relajado.
“¡Válgame!”, dijo el albañil, con tono de decepción. “Tantas ganas que tenía de verte panzoncita con mi retoño, chingada madre”.
“¿De veras si me querías embarazar?”, preguntó la bella mujer.
Ramón se incorporó. Ella se acercó a su lado, se sentó en la cama y se besaron apasionadamente.
“Nada me hubiera gustado más”, confesó Ramón.
Ana comenzó a acariciar su pene por encima de la trusa, notando algo de falta de dureza.
“¿Qué?”, preguntó ella. “¿Ya no te gusto?”.
“¡Me encantas mamacita, me trastornas!”, “pero no estoy al cien-cien”, le dijo.
“No he tenido relaciones con Lupita. Te he guardado todo lo que tanto te gusta”, le dijo al tiempo que se recostó de nuevo.
Ana miró hacia afuera. Lenta y discretamente, se fue quitando la blusa y su brassiere, mostrando sus bellos senos a su ...
... convaleciente amante.
Ana tomó en su mano el semi-erecto miembro y comenzó a masturbarlo, lenta y suavemente. El gigantesco pene comenzó a tomar su legendaria condición de ataque. Ana solo miraba con sensual pasión en sus ojos a su amante.
Ramón comenzó a gemir tras el erótico estímulo. Ana puso su dedo en la boca y señalando hacia la recámara de la bebé, para que guardara silencio.
Ana se puso de pie y se deshizo de su pantalón. Sabía que estaba jugando con fuego una vez más. La mañana estaba tranquila y poca gente pasaba frente a la casa, admirando su automóvil. Tan peligroso como quedar embarazada de Ramón sería que Lupita o alguno de sus otros hijos los pillara.
Ana se montó sobre Ramón, dándole su espalda. Ramón notó de inmediato la hebra que salía del tampón en su vagina, como una bandera de paz.
Subió sus nalgas a la cara del albañil y comenzó a deleitarse con su extrañado y palpitante pene. Ramón, sin besar sus encantos, regocijaba su mirada con sus dulces orificios, sintiendo los candentes embates de su boca.
Levantó su mirada y vio a la pequeña Caro, que miraba en silencio como su madrina se deleitaba mamando el pene de su padre, quien no pudo percatarse al tener el hermoso trasero sobre su cara.
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Alrededor de las 10 AM hizo su aparición Claudia en la cocina, mientras su madre preparaba el desayuno. Patty llegó minutos después y se saludaron.
“¡Buenos días, mis princesas!”, dijo la señora Patricia a sus hijas.
Sus hermosos ...