¡El semental de confianza!
Fecha: 02/08/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... brazos, abrazándola en con su desnudo cuerpo.
La pequeña no dio muestras de inquietud, como lo hubiera hecho la suya, sino que recargó su cabecita en ella. Ana le dio un beso en la cabeza y la llevó a su recámara.
Ramón comenzó a masturbarse lentamente mientras esperaba el regreso de Ana, que por fin volvió a donde estaba Ramón y lo sorprendió. Algo hizo que la bebé se quedó muy tranquila y se sentó junto a él, en la silla, como al principio.
“Tu hijo me fascina, pero tú eres mi favorito”, dijo Ana.
“¿Habría manera de que mientras tú te cojas a mi mamá y mis hermanas, me mandes al Choro a que me coja?”, preguntó Ana, sin dejar de masturbarlo, acelerando su ritmo.
Ramón solo se concentraba en disfrutar, sin decir una sola palabra.
“Sabes”, continuó, “Patty se muere por que te la cojas también”, continuó ella, acelerando el ritmo de su mano.
Ramón comenzó a gemir y jadear más y más…
“Que hermosa vergota tienes papacito”, decía Ana, “mi culito clama por ti, amor… extraño en mi boca el sabor de tu verga… de tus mecos cuando me llenas”, entonando la voz como al albañil le fascinaba.
Ramón respiraba rápidamente, jadeando, mientras Ana contemplaba su moreno y delgado cuerpo, su fea cara, pero siendo propietario de un miembro que ninguna mujer se negaría a ser suya. Mientras lo masturbaba, se preguntaba cómo es que un tipo tan feo la atrajo aún sin haberle visto el pene.
Ana quiso montarse en el pene de Ramón, cuando comenzó a sentir su inminente ...
... explosión, que de seguro sería una barbaridad.
“Espera, mi amor, aguanta”. Trepó en él, llevando con sus manos el delicioso pene y lo introdujo en su ano. “Ahora si papacito, suelta todo, lléname de ti”, dijo Ana.
Ramón metió aún más su pene en ella y el poco avance rozando son sus paredes intestinales fue suficiente para detonar la más abundante eyaculación que había tenido.
“¿Ves mi amor?”, le dijo ella inclinándose a besarlo, “¿ves?”
“No hubiera podido limpiar esto si lo hubieras echado fuera de mí”, agregó.
Ana se levantó, apretando lo más que podía su ano para minimizar la limpieza. El pene del albañil comenzó a perder rigidez de inmediato, chorreando su estómago. Ana fue al baño, se limpió sus nalgas y apresuradamente fue a limpiar a Ramón, primero con su boca, luego con el papel. Olió su pene de nuevo. “Huele a mí”, dijo. Trajo más papel humedecido, pero no seguía detectando su olor.
Pensó rápido. Tomo su calzón, lo empapó y lo enjabonó, frotando el pene del albañil, hasta dejarlo sin rastro de su olor, mientras él se concretaba a acariciar su pelo.
Rápidamente se vistió y subió la trusa de Ramón, dejándolo exactamente como estaba.
Como si estuviera siendo cronometrada, llegó Lupita en unos minutos. Encontró a Ana leyendo su libro en la silla frente a la cama y le dijo que todo estaba muy bien, que Ramón seguía dormido, pero que le dijo que el próximo lunes ya estaría trabajando.
“Cuida mucho a nuestro enfermito”, le dijo a Lupita. Le ayudó a bajar ...