1. ¡El semental de confianza!


    Fecha: 02/08/2021, Categorías: Hetero Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... evacuó el agua, y el albañil comenzó a besarle su culo que olía delicioso con el jabón, metiendo su lengua como a ella le encantaba.
    
    Ana se volteó y lo besó, y se arrodilló ante él para limpiarlo también con jabón, entre el atenuado olor de su excremento y el chorro de agua fresca aquella caliente mañana de verano.
    
    Mientras le hacía espuma con sus manos en el pene, Ramón se llevó las manos al mismo. Sin medir palabra, comenzó a orinarla por todo el cuerpo.
    
    “¡Me estas marcando como tuya! ¡Eso te faltaba!”, dijo con su sensual tono, poniendo su hermosa cara para que el albañil hiciera blanco en ella. Su peinado, que tanto cuidó, quedó arruinado, mientras gozaba el caliente y potente chorro que salía del pene de Ramón, abriendo su boca, dejándolo que orinara dentro, pero lo escupía de inmediato.
    
    Cuando terminó, Ramón cacheteó su bella cara con su pene varias veces. Tomó la manguera y la volvió a limpiar. Luego fue por la ropa embarrada y la puso en el pasto.
    
    “¡Jiuuu!”, expresó Ramón. “¡Apesta!”.
    
    “Pendejo”, le dijo Ana. “Lávala bien… mis tenis que queden bien limpios”, ordenó.
    
    Cuando dejó sus prendas sin rastros de su excremento, Ramón esparció con el agua y luego con un rastrillo la caca de su amada. Ana tendió su ropa al sol.
    
    “Aquí va a salir más verdecito el pasto”, dijo, carcajeándose con ella.
    
    Ana y Ramón caminaron hasta la banca conde el Choro se la había culeado la tarde anterior. Se sentaron y ella comenzó a masturbarlo, recordando que no había ...
    ... sucedido nada ni con ella ni con su hermana. El pobre albañil eyaculó abundantemente. Ana lamió y devoró todo el semen que pudo.
    
    Ana le dio a Ramón unos pantalones cortos de Eduardo y se vistió.
    
    “Ahora si preciosa, me cagaste el palo, ¡y bien cagado!”, le dijo el albañil. Ana sonrió ligeramente avergonzada. “¡Y tú me orinaste toda, cabroncito!”, contestó.
    
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    Cada vez que podía, Patty frotaba sus labios vaginales y clítoris sintiendo envidia de su hermana Claudia. Se masturbó algunas veces con un pequeño vibrador, teniendo algunos orgasmos pensando solo en Ramón, en su gigantesco pene, que, para haber desvirgado a Claudia, debería tratarse de algo muy, muy especial. Ni le contó a nadie y rehuyó a su hermana el resto del día. Recordaba el brillo en su enorme contorno que la hizo salivar de antojo. Haberlo visto y que Ramón la viera significaba muy probablemente una barrera menos que vencer.
    
    Aunque tenía relaciones sexuales con Cesar, su novio, frecuentemente, el tamaño de Ramón era como el de cualquier artista porno extraordinariamente dotado, el mejor trofeo para cualquier mujer.
    
    Claudia tenía un as bajo la manga para enfrentarse con su hermana menor tras el incidente de Ramón, pero no se lo comentó ni a él.
    
    Nunca supo por su hermana ni por su madre que Ramón la tenía en la mira. Se imaginaba que podría tener relaciones con Ana, lo había explícitamente visto con Claudia, pero no, nunca pensaría que con su madre también. Sentía la urgente ...
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