1. ¡El semental de confianza!


    Fecha: 02/08/2021, Categorías: Hetero Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... dirás ni media palabra!”.
    
    “Te lo juro”, dijo Patty.
    
    “Ramón me dijo que te quería coger…”
    
    Patty sintió su vulva humedecerse tras las palabras de Claudia.
    
    Claudia sabía que Patty era una mujer algo liberal. Frecuentemente tenían argumentos sobre su conducta, más nunca le había reprimido por sus indiscreciones con César en la casa.
    
    Sus ojos se abrieron de la emoción.
    
    “Lo mejor, déjame te cuento, es que es feo, feo, como la chingada, pero sabe besar, acariciar y manosear como ningún hombre. Además del bicholón que tiene, claro”, dijo Claudia. “Como es tan flaco y prieto, su verga sobresale de cualquiera”, continuó.
    
    “¿Vamos afuera a fumar?”, invitó Patty.
    
    Rellenaron sus copas de vino y se sentaron en el patio interior de la elegante residencia. Claudia encendió el intercomunicador de la cochera para escuchar cuando llegara su madre.
    
    Claudia esperó a que Patty encendiera su cigarro.
    
    “Además…”, dijo de nuevo Claudia.
    
    “¡Además que, chingado!”, contestó Patty bastante intrigada.
    
    “Además se está cogiendo a Ana…”, continuó
    
    “¡Eso siempre lo sospeché!”, dijo Patty.
    
    “Y a mi mamá también…”, cerró Claudia.
    
    ************************
    
    Ana notó a Ramón algo bajo de energía. Poco después de la una de la tarde, el albañil se sentó a descansar.
    
    “Me siento fatigado, deshidratado”, dijo con débil voz.
    
    Ana fue a comprarle suero oral. Lo tomó y se sintió algo mejor. Lo pasó a su recámara y lo recostó. Durmió profundamente hasta después de las cinco, ...
    ... su hora de salida. Su sueño fue aprovechado por Ana para contemplar su gigantesco y flácido pene. Lo lamió y mamó ligeramente, pero el albañil no respondía. La situación la alarmó un poco y lo dejó dormir.
    
    Despertó con un terrible dolor de cabeza y Ana le llamó a su médico de confianza. El médico le comentó que se trataba de una severa deshidratación y de que requeriría un par de días para reponerse, además de algunos medicamentos y suero.
    
    Ana subió a Ramón a su auto, se detuvieron en la farmacia y compró lo indicado mientras él la esperaba recostado en el asiento.
    
    Era media semana. Ana esperaba que Ramón se sintiera mejor mañana.
    
    Llegó a su casa, saliendo Lupita y el Choro a recibirla. Les explicó la situación y las recomendaciones del médico.
    
    Al mocetón le importaba más atender a Ana que a su vacilante padre. Cuando lo colocaron en su recámara, las miradas de Ana y el Choro se cruzaron varias veces. Le era muy difícil disimular su constante mirada al trasero y los senos de su musa. Solo ese día había bastado para que El Choro se masturbara varias veces a su salud.
    
    Ana y el adolescente deseaban, por lo menos, besarse. Le era algo difícil a Ana simular una plática de construcción seria con el Choro, mientras se quedaron los dos a la entrada de la humilde casa.
    
    Salió Lupita de la recámara y le dijo a su hijo mayor que su papá quería que se fuera a trabajar y velar la casa de Ana.
    
    Ramón les leyó el pensamiento.
    
    Al Choro le fue algo difícil disimular ...
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