1. Mariana, un polvo contenido durante cinco años.


    Fecha: 13/11/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... saboreando su concha. Sabía como cualquier otra, pero a mí me parecía la mas deliciosa que jamás haya probado. Estuve un buen rato ahí abajo, llenándola de saliva. Ya estaba entregada, se escuchaban sus gemidos “¿te gusta?”, pregunté de nuevo, y escuché un tímido sí por respuesta.
    
    — Te voy hacer acabar. — le dije, casi como si fuera una amenaza.
    
    Ella por fin se prendió en el juego. “si, ahí, apretala con el labio, si, así” repetía, mientras acariciaba sus piernas. “si, si, así”, y luego de tantas chupadas, por fin se vino. Sentirla acabar fue lo más hermoso que pasó en mi vida: sus músculos se contrajeron, me apretó la cabeza con sus piernas hasta casi ahorcarme, mientras me arrancaba los pelos, y frotaba su concha contra mi cara, empapándola. Siguió un grito ahogado que duró largos segundos. Después de acabar, su cuerpo quedó tembloroso, dando espasmos imprevisibles cada tanto.
    
    Yo estaba decidido a hacer que esa mujer satisfaga todos mis deseos esa tarde, pero me llenó de felicidad verla a ella tan complacida. Ahora me miraba con una sonrisa cómplice.
    
    — yo sabía que te iba a gustar. — le dije. — ahora vamos a concluir lo de esa noche en la que sentiste mi verga y te hiciste la tonta, ahora la vas a sentir de verdad.
    
    Ella soltó una carcajada: — que tarado.
    
    La ayudé a bajar del escritorio. Parecía exhausta después del orgasmo, pero hacía todo lo que le pedía. Agarré un almohadón del sofá donde esperan los clientes y lo tiré al suelo.
    
    — Primero me vas a ...
    ... chupar bien la pija.
    
    Se arrodilló sobre el almohadón sin chistar
    
    Agarró mi pija con delicadeza, como con miedo a lastimarme. Una sonrisa dibujaba su cara mientras abría la boca para meterse el falo venoso. Sabía hacerlo, se la comía casi entera y mientras la sacaba, la frotaba con su lengua. Estuvo así un rato hasta que le pedí que escupiera sobre el pene. Se sorprendió, parecía que nadie antes se lo hubiese pedido, pero lo hizo. “mas” ordené, y cuando ya la tenía repleta de su saliva, se la metí de nuevo en la boca. Era la amante perfecta: hermosa y gauchita.
    
    Luego de un buen rato de mamada, hice que jugara con el glande. Le ordené que solo use su lengua, sin metérselo en la boca, me lamiera la cabeza del choto. Es increíble esa sensación casi dolorosa que se produce cuando se concentra el pete en ese sector. Muchas mujeres ignoran que esa es la parte mas sensible del pene. Mariana quizá no lo ignoraba porque una vez que se lo dije, me volvió loco con su lengua de víbora, saboreando el glande hinchado y rojizo. Esa manera de chupar me hizo estar a punto de acabar en varias ocasiones, pero cuando pasaba eso, le metía la pija en la boca, relajándome y pudiendo contener la eyaculación durante un rato más, para luego pedirle que volviese a escupirme y que juegue con el glande otra vez. De repente empezó a acariciarme las bolas mientras chupaba. Esta iniciativa me puso contento porque significaba que ya estaba completamente entregada, sin dudas y sin sentirse obligada. “si ...
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