1. Perversos vecinos (Parte II)


    Fecha: 07/08/2021, Categorías: Confesiones Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    —¡Hola! ¡Pasá! —me dijo con una sonrisa dándome un beso en la mejilla.
    
    Lo primero que noté fueron como siempre sus enormes tetas que parecían querer escapar, lucía una musculosa demasiado escotada y demasiado cavada bajos los brazos, era evidente que no tenía sostén y se veía incómoda tratando de mantener todo en su lugar, en cada movimiento se bamboleaban peligrosamente, con el riesgo de escapar por el centro o por el costado, por lo que ella a cada minuto debía acomodar todo para que todo estuviera en su lugar.
    
    Lucía unos interminables tacos altos que llamaron mi atención y un cigarrillo recién encendido entre sus largos y afinados dedos.
    
    Me hizo sentar y casi de inmediato me ofreció de beber, frío o caliente según quisiera.
    
    A un costado, no muy distante, estaba Adriano, haciendo dorsales en una barra amurada a la pared, elevándose una y otra vez, apenas me guiño un ojo y le contesté con un sordo ‘hola Adriano’
    
    Mientras Paula estaba en la cocina no puede abstraerme del cuerpo de mi vecino, en su torso completamente desnudo se dibujaban a la perfección un sinfín de músculos que se marcaban una y otra vez con los esfuerzos infringidos, totalmente depilado, bronceado y transpirado en gotas que rodaban como perlas por su delicada piel. Sus piernas semi recogidas tenían un jogging amplio color gris, no pude evitar mirarle su entrepierna recordando las palabras de mi vecina de aquel día, tratando de adivinar en sus formas, cuanto de verdad y cuanto de mentira ...
    ... había.
    
    Paula volvió a mi lado, aún no sabía para que me había llamado, ella tomó la palabra
    
    —Amiga seamos honestas… —ese ‘amiga’ no me gustó, puesto que solo éramos vecinas…
    
    —Te escucho…
    
    —Bueno, con mi esposo… es decir… creo que los tres somos cómplices… ya sabes… lo que pasó en la terraza…
    
    No dije nada, que podía decir?
    
    En ese momento, Adriano dejó de hacer ejercicios y vino hacia donde nosotras estábamos sentadas, demasiado cerca, su sexo estaba demasiado próximo a nuestros rostros, él tenía una sonrisa pintada en el rostro y me miraba fijamente, Paula sin decir nada dio la última pitada a su cigarrillo, lo apagó sobre el cenicero, estiró su mano y empezó a acariciarle la verga a su esposo, me quedé atónita, no salía del desconcierto, poco a poco se empezó a marcar un bulto creciente bajo el jogging, más y más, mis ojos no podían apartarse de su sexo que ya se notaba enorme, el mismo fue que ante mi incrédula mirada calzó sus pulgares en los elásticos de su pantalón y los bajó hasta las rodillas…
    
    Me quedé muda, impresionada, jamás, pero jamás en mi vida me hubiera imaginado que una persona pudiera tener semejante pija, lo juro, era del tamaño de mi antebrazo, no podía dejar de mirarla fijamente, abstraída por la impresión, Paula la acariciaba de punta a punta como si fuera una mascota, su verga se fue irguiendo, y con eso haciéndose más impresionante todavía, ella estaba a pocos centímetros de donde yo estaba, se acercó, la besó y comenzó a chuparla y ...
«1234...»