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Mi hermanita de 13 añitos
Fecha: 09/08/2021, Categorías: Hetero Autor: vianca, Fuente: RelatosEróticos
Siempre mi hermanita chica me pareció muy bonita. Era chiquitita, mucho menor que yo, con una diferencia de más de 10 años de edad, y juntos jugábamos a muchos juegos, veíamos televisión... éramos un par de hermanos comunes y corrientes. Un día estaba navegando por internet y encontré unas fotos pornográficas en que salían unos hombres follando con niñas pequeñas, o haciendo que les lamieran el pene y cosas así. Eso me marcó mucho, y en esos mismos días, buscando relatos de lesbianas terminé leyendo un relato sobre un chico de 13 años que tenía relaciones con sus hermanas menores. Todas estas ideas extrañas me quedaron dando vueltas en la cabeza. No sabía si estaba bien o si estaba mal, pero sabía que me excitaba. Se me pasó por la cabeza la idea de hacer algo así con mi hermanita de 13 años, y no descarté la idea. Eso sí, si la cosa ocurría, sería por voluntad de los dos y nunca forzándola. En las vacaciones de invierno, mis padres seguían trabajando mientras que mis dos hermanos estaban fuera, en campamentos con amigos. Así que me quedaba a solas con mi hermana. Ella, juguetona, venía a despertarme en las mañanas y a molestarme. Recuerdo que solía robarme mis cosas y escaparse con ellas. Entonces yo la atrapaba y la abrazaba. En uno de esos juegos me fijé que sólo estaba vestida con un vestido rosa que le llegaría a las rodillas, y que no usaba calzones. Así que, por jugar, en uno de estos abrazos la tomé al ...
... revés, con su cabeza hacia abajo y sus piernas hacia arriba. Su vestido se dio vuelta y pude mirar atentamente su vulva. A ella le dio un poco de risa y con patéticos esfuerzos trató de taparse con sus manitos. Pero la volví a dejar en el suelo y terminamos jugando a otra cosa. Esa noche, ella se quedó durmiendo en el living. Como nadie me miraba, me acerqué a su entrepierna y le levanté el vestido: ahora sí llevaba calzones. Así que se los hice a un lado con cuidado de no despertarla, y le toqué su sexo. Era sumamente suave, su vello casi no se sentía. Traté de meterle un dedo en la vagina, pero la tenía sumamente pequeña así que no logré mucho. Me llevé mis dedos a la boca para conocer su sabor, y un gusto fuerte me quemó la lengua. Volví a tocarla varias veces para volver a llevarme los dedos a la boca, y el sabor era sumamente adictivo. En esas noches, volví a acosarla a su pieza. La destapaba en silencio y le separaba con cuidado las piernas para hundir mi rostro en su pequeña almejita. Era demasiado placentero, podía jugar con su pequeñito clítoris, acariciarlo con mi lengua y manosearlo con mis dedos. Me gustaba también hacerle cariños en sus labios mayores, ya que los menores no estaban desarrollados todavía. Me hacía gracia que al meterle un dedo o la lengua en el hoyito de su vagina su cuerpo tiritaba, como si sintiera escalofríos. A veces tenía la debilidad de ponerle el pene en su boca, pero me aterraba el que ...