Un lunes por la mañana
Fecha: 10/08/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: concepto, Fuente: RelatosEróticos
El otro día, mi chico, Pablo ( aunque aquí le conocéis como Concepto), me enseñó el relato que mandó a esta página contando nuestra aventurita con el ginecólogo. Al leerlo y recordar todo aquello, lo mucho que me excité, lo muchísimo que disfruté, me calenté muchísimo y él no estaba por aquí así que me las tuve que apañar sola, pero eso es otra historia.
Bueno, la cosa es que eso de contaros nuestra vida sexual me resulta muy excitante, así que he decidido mandaros otra de nuestras aventurillas.
En esta ocasión no hay terceros, ni cuartos, estamos solos Pablo y yo, Violeta ,( aun no me había presentado).
Era lunes por la mañana, los lunes no trabajo, Pablo se había levantado muy temprano para irse a trabajar y yo me había quedado en la cama aprovechando para dormir hasta tarde. Estaba profundamente dormida cuando noté algo cálido en una de mis orejas, un aliento, un susurro que me hizo despertarme lentamente, suavemente. Abrí los ojos, y allí estaba Pablo, desnudo, arrodillado sobre la cama, su polla aun blanda, colgaba entre sus piernas como una gran morcilla, siento el símil culinario pero la tiene especialmente gorda y si no esta empalmado del todo parece una grande y deliciosa morcilla.
-Se ha anulado la reunión que tenía y me he tomado el día para estar contigo.- me dijo.
Yo estirándome, medio dormida, alargué la mano para agarrar su polla y acercarlo a mi. Pablo se aparto un poco, y, poniéndose un dedo en la boca, me dio a entender que no dijera nada, ...
... que me mantuviera en silencio. Ese tipo de cosas me gustan mucho, dejar que me sorprenda.
Se acercó, de rodillas, a mi, yo tenia su polla oscilando frente a mi cara, estaba bastante excitada. Muchas veces me despierto excitada.
La sensación calida que me había despertado, había sido el aliento de Pablo, acercó su boca otra vez a mi oreja y me dijo:
- No digas nada, quédate como estás y cierra los ojos.
Le obedecí. Empecé a notar su aliento más húmedo en mi oreja, mientras me quitaba la sabana que cubría mi cuerpo desnudo, empezó con su lengua a jugar con el lóbulo de mi oreja. Con su lengua empezó a recorrerla, el lóbulo, pasó su lengua húmeda por todo su alrededor, empezó a hacer círculos cada vez mas pequeños, introduciendo cada vez mas su lengua en mi oído, dejando la humedad de su saliva allí por donde pasaba, yo notaba la humedad calida de su saliva y su aliento y un escalofrío me recorrió el cuerpo, empezando en mi oreja y acabando en la punta de mis pies.
No se detuvo allí más de un minuto, pero yo ya notaba como me iba excitando, yo seguía con los ojos cerrados y suavemente Pablo me beso mi ojo izquierdo, lento, calido, luego me beso mi ojo derecho, dejando algo de su saliva sobre mi parpado. Recorrió mi cara con sus labios, rozándome con la lengua, hasta llegar a mis labios, me humedeció los labios con su saliva, la punta de su lengua los recorrían lentamente, dejándolos húmedos y calientes, mi aliento se mezclaba con el suyo nada más dejar mi boca. Su ...