1. El chabolista del puerto


    Fecha: 12/08/2021, Categorías: Lesbianas Autor: danisampedro91, Fuente: CuentoRelatos

    ... que muere de ganas de que lo follen.
    
    Me metió como si fuese un muñeco, y poniéndome en el plato de la ducha, colocó mis manos en la pared de azulejos, luego cogió una pastilla de jabón que allí había, y empezó a pasarlo por mi culo. Una vez me hubo enjabonado toda la raja del culo, con una mano en mi nuca, para sujetarme contra la pared, empezó a pasar la otra por mi culo, e ir introduciendo uno de sus dedos, luego de un rato empezó a meterme otro. Gracias al jabón que me había pasado, la introducción de los dedos resultó más fácil y sencilla de lo que esperaba, ¡oooohhhh, empecé a gemir! Aquello me hizo estremecer y dar un pequeño respingo.
    
    Tranquilo maricón, relájate y no aprietes el culo. Afloja, y deja que mis dedos te vayan abriendo el culito un poco.
    
    Así, así, relájate, y gime, que ahora te voy a meter mi foronga y te va a regar el culito de leche.
    
    Noté como colocaba la cabeza de su polla en la entrada a mi ano, y a la vez que tiraba de mis caderas y me ordenaba inclinarme un poco, de una estocada, me dejó empalado en aquella polla.
    
    Di un respingo mayor, a la vez que gritaba, ¡aaaahhh!
    
    Ya, ya está, ahora relájate y no te muevas, deja que se acostumbre y se vaya abriendo tu culito.
    
    Se pegó todo lo que pudo a mí, y colocando su polla y pies para empezar a culearme, con sus manos en mi polla y huevos, los empezó a acariciar, manteniéndome el culo pegado a su pelvis y huevos, a la vez que con su boca me mordía la oreja y nuca.
    
    Me susurraba al oído, ...
    ... ¡oooohhhh, ¡cómo me gustas mariconcito, tienes un culito muy caliente y apretadito! ¡te lo voy a preñar de lechita, para que no sufras!
    
    Poco a poco empezó a mover sus caderas, y la polla poco a poco se iba deslizando dentro de mi culo.
    
    ¡Joder, que bueno estás maricón, aaaahhhh, que culito divino tienes!
    
    ¡Como me gustas, maricón, pero como me gustas! Me decía culeándome cada vez más rápido.
    
    ¡Te voy a preñar el culito, maricón, te lo voy a dejar preñado con mi lechita!
    
    Llevaba más de 15 minutos dándome por el culo, y cada vez lo hacía con más fuerza, hasta que con sus manos me levantó en el aire, y pegándose más a mí, empezó a correrse, ¡oooohhhh, maricón, me corro, me corro, oooohhh!
    
    Yo no paraba de dar gritos de placer, y cuando me levantó en el aire, los gritos ya eran un gemir y llorar continuo, ¡oooohhhh, por favor, oooohhh!
    
    Aquello me hacía delirar, era un placer tan grande el que estaba sintiendo, que hasta me hacía llorar por el gusto que estaba recibiendo.
    
    Cuando por fin me puso los pies de nuevo en el plato de la ducha, las piernas se me doblaron, y si no llego a estar agarrado por él, me hubiera caído al suelo. Las piernas me temblaban y la polla no paraba de gotearme semen.
    
    Estábamos sudando a más no poder, y la respiración era un jadear continuo. El corazón estaba funcionando a tope de revoluciones.
    
    Cuando recuperamos un poquito la respiración, sacó su polla de mi culito, me empezó a morder la nuca, luego el hombro y cuello, para luego ...
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