1. Ven aquí, peque.


    Fecha: 14/08/2021, Categorías: Confesiones Autor: honeypie, Fuente: RelatosEróticos

    ... hasta que tiene una temperatura agradable y saca un pequeño bote de gel. Se pone un poco en la mano y después de mojarme, comienza a enjabonar mis tetas... el gel tiene un fuerte olor a vainilla, supongo que para que su pareja no note que huele a otra. Por un momento, eso me pone triste, pero no me dura demasiado ya que no puedo concentrarme en nada que no sean sus manos recorriéndome. Tomo el bote y esparzo un poco por su pecho, que empiezo a masajear. Agarrándome por las caderas me da la vuelta y me inclina contra la pared. Veo que su polla vuelve a estar erecta, eso hace que mi excitación crezca. La entierra entre mis nalgas, pasándola entre ellas y noto su dureza; al mismo tiempo, me da leves azotes y pellizcos. El agua cae por nuestras espaldas y me susurra:
    
    - Quiero follarte ese culito tan lindo que tienes.
    
    Me quedo congelada y por un momento me quiero ir, pero me tiene bien cogida.
    
    - No, por favor... - digo a punto de llorar - lo que quieras menos eso...
    
    - Si no puedes aguantar el dolor, pararé.
    
    Se retira un momento y saca de la bolsita de aseo lo que parece lubricante. Vuelve detrás de mí y noto que con cuidado empieza a meter un dedo en mi culito. Está frío. Con la otra mano se lo aplica en el pene, que se me vuelve a antojar precioso... Ahora intenta meter dos. Tras unos diez minutos, y conseguir que entrasen tres, aproxima su capullo hasta el agujero.
    
    - Ahora voy a empezar ...
    ... despacito... dime cuánto te duele del uno al diez.
    
    Empieza a empujar.
    
    - Mmm... uno... ah, cuatro... - casi me ha entrado la mitad - ¡ocho!
    
    Para de avanzar y empieza a follarme con lo que ya hay dentro. No es lo más agradable que me han hecho nunca pero tampoco está mal... Vuelve a intentar meter más, ya casi no me duele nada. Lo hace despacio, hasta que noto que sus huevos golpean al ritmo del mete-saca. Aumenta el ritmo y yo cada vez disfruto más... me masturba a la vez con su mano y el segundo orgasmo del día me llega. Se lo hago saber por mis gemidos y las embestidas son más rápidas.
    
    - Me gusta escucharte... gimes tan bien...
    
    Por un momento me pregunto cómo se puede gemir mal, pero mi mente abandona esos pensamiento tan absurdos cuando noto que se aprieta fuertemente contra mí y vuelvo a sentir su leche dentro, sólo que ahora es en otro orificio. Esta vez son tres chorros calientes que noto resbalar cuando me la saca. Terminamos de ducharnos con el gel de vainilla y volvemos al cuarto donde nos vestimos... ya casi han pasado las cuatro horas y mi autobús sale en poco tiempo. Si lo pierdo, aquí que me quedo y todo se descubrirá.
    
    Antes de salir, la mujer me lanza una última mirada y dice:
    
    - Ahora cuando salgan, no lo hagan juntos, suele rondar la policía por aquí... y ella tiene cara de niña.
    
    Nos damos un último beso en la salida.
    
    - Bueno peque, es hora de irse. Sal tú primero. 
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