Las maravillas de la vida misma - Relatos Eróticos

Las maravillas de la vida misma

Otra vez sentado en el último asiento de la sala de clases, otra vez el profesor hablando de historia...me muero de aburrimiento. Por fin tocan el timbre para salir a recreo.
En el patio del colegio están mis dos amigos, pero aquel día ni siquiera les presto mucha atención, no quiero estar en el colegio, tampoco quiero estar en casa, es mi día de cumpleaños. 18 años, el último del colegio, el primero para ser adulto y me siento como un niño, prisionero de normas y reglas en el colegio y en la casa.
Por fin la hora de salir a la calle, pero de ahí a la casa.. uff! que tedio, me armo de paciencia una vez más y pienso en la fiesta de cumpleaños, quienes estarán...mis padres, algunos amigos, tíos y su pequeños hijos....de nuevo me entra el aburrimiento, y enojo, de pensar que será un cumpleaños como todos los demás. Quiero que pase algo distinto en mi vida, algo que renueve mis ganas por vivir y caminar hacia la adultez. 
Iba metido en esos pensamientos rumbo a mi casa, había decidido ir caminando, porque siempre tomaba locomoción. Crucé calles y me encaminé por el parque, todo el mundo conocido evitaba ese parque, se cansaban de decirme que allí se juntaban drogadictos, delincuentes, homosexuales...en fin lo peor de la sociedad. En ese momento no me importó nada, tal vez si me asaltaran tendría a lo menos una experiencia interesante en mi aburrida vida.
Caminaba metido en mis pensamientos, cuando dos hombres se ponen a mi lado, ambos con cara de malos amigos. Me piden ...

... dinero, no tengo un centavo soy estudiante!, entonces me piden, no de buenas maneras que los acompañe. No se por qué no experimento miedo, no estoy aterrorizado ni mucho menos, más bien estoy secretamente contento, que me irá a pasar, me pregunto, me robarán la mochila con los libros, la ropa? tal vez me dejen ahí, tirado en el parque acuchillado...Solo los sigo, toman rumbo a una parte del parque tupida de árboles, parece que nadie se acerca mucho a esa zona, no hay lugar para sentarse, sólo árboles y pasto. Al fondo, oculta por los árboles hay una casucha, un escondite para vagabundos o delincuentes...me imagino el rostro de mis padres si me vieran caminando hacia ese lugar, donde capaz encontrara mi muerte. No sería el primer estudiante muerto en esta ciudad, tampoco tengo tantas cosas a que aferrarme para implorar por mi vida, todo el día en el celular, el colegio, la casa y de vuelta al celular, al colegio, a la casa...la única diferencia la marcaba la noche, en mi cama que me masturbaba mirando sitios porno en internet, 5 minutos de placer por más de 23 horas de tedio y aburrimiento.
Los hombres me hicieron entrar en aquel sitio, pensé en que me iban a quitar todo, partiendo por el celular, el reloj...pero no, se me acercaron, uno por detrás y el otro por delante y comenzaron a besarme y tocarme. No lo podía creer, nunca había tenido experiencias homosexuales en mi vida, tampoco le daba importancia a ese tema, no me preocupaba en absoluto si alguien era gay o no y ahora ...