1. CÓMO ME CONVERTÍ EN UN CORNUDO PENDEJO


    Fecha: 09/10/2019, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: Cornudo Pendejo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... que todos tienen derecho a usar sin preguntar ni pedir permiso.
    
       Desde luego todo eso, aunque con el tiempo se convertiría en una aplastante realidad, en ese momento eran sólo ardientes fantasías que me despertaba observarla así, ofreciéndose ante un extraño, mostrándole el culo, empinándose y separándose las nalgas en la ventana para que aquel espectador pudiera observar ese hoyo rosado que tantos soñaban con horadar. Fue en ese momento, cuando el voyeur se la jalaba con fruición y mi futura esposa hacía lo posible para que le viera el ojete, cuando me invadió una desolación aplastante, como un hombre en la Luna que sabe que no hay nadie más que él en esa oscuridad. Y es que me percaté de que el libidinoso show de aquella perra que no se parecía en nada a la abnegada esposa con quien soñaba lo ofrecía solamente para un espectador... y ése no era precisamente yo. Todos sus movimientos y las partes de su cuerpo que se esmeraba en exhibir eran dedicadas a aquel mirón que ni siquiera conocía y no para el hombre que acababa de proponerle matrimonio. Fue tanto mi desconcierto que dejé de manosear mi patético clítoris, cavilando en que una mujer normal después de comprometerse estaría bajo las sábanas entregándose a su futuro marido con más convicción que nunca por saberse suya por el resto de la vida, en tanto que mi prometida se meneaba encuerada como fichera de cuarta para un único macho que, sobre todo, ni siquiera era su futuro marido. Sentí que mi propuesta de ...
    ... matrimonio había desencadenado a un demonio sexual que ni siquiera se percataba de mi melancolía por estar demasiado ocupada atendiendo a aquel fisgón quien, además de chaqueteársela, vomitaba cualquier cantidad de improperios desde su reducto, incomprensibles para nosotros pues la distancia y los ventanales eclipsaban cualquier sonido.
    
       Después de sumergirme unos minutos en mi miseria, volví a la vida ante los gemidos cada vez más estruendosos de mi amada prometida. Ahora estaba sobre la cama, en cuatro patas y con las pompotas hacia el ventanal, metiéndose la verga de plástico por la raja ante su audiencia compuesta por un único visor. El pelón ya se había sentado en una silla que acercó a la ventana para chascársela más a gusto viendo a mi mujer violarse la pepa como una puta. Me detuve a observarlo con detenimiento y, aunque la distancia y la parcial opacidad de los vidrios impedían una nítida visión, pude ver sus pantalones grises y los calzones justo arriba de sus tobillos, la camisa completamente abierta y la mano subiendo y bajando sobre una reata que no se alcanzaba a dilucidar. De su rostro, sólo la pelona, unos lentes y grueso bigote se detectaban.
    
       - Métemela por el culo, quiero que él vea -, obviamente se refería a la verga de plástico y no a mi grano que nunca hubiera podido introducirse en ese ano tragón; obedecí y comencé a dilatarla con los dedos, pero mi torpeza la lastimó quejándose: "Ach, déjame, ni para eso sirves". Una vez más me sentí sobajado pero no ...
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