CÓMO ME CONVERTÍ EN UN CORNUDO PENDEJO
Fecha: 09/10/2019,
Categorías:
Infidelidad
Tus Relatos
Autor: Cornudo Pendejo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... dije nada y me quedé como imbécil con aquel pito artificial en las manos, mientras ella se dedeaba el esfínter con un lubricante anal que siempre llevaba en la bolsa, otra señal que nunca alcancé a ver. El pelón gritaba con vehemencia desde su cuarto al ver a mi amada con dos y tres dedos en el culo, hasta que logró abrir esa cueva lo suficiente para que penetrara el látex hecho miembro.
- Mámalo un poco -, me ordenó y replicó al ver mi cara de extrañeza ante semejante exigencia: "Que lo chupes para que no me lastime. Es de plástico, no seas ridículo". Lo que más me apenó fue que nuestro espectador me viera lamiendo aquel cipote que, aunque de plástico, tenía un aspecto demasiado realista. Acaté la instrucción y me metí aquella verga en la boca, mamándola como lo había visto en las películas. "Sólo te pedí que la remojaras, no que la hicieras eyacular. Ja ja ja ja", se burló empinada ante su amante virtual y me arrebató de la boca el consolador, metiéndoselo lentamente por el ano hasta el fondo; acompasando los movimientos cada vez más acelerados y levantando aquella verga lo más posible con el objetivo de que el chaquetero notara que era el chiquito quien devoraba aquella reata hasta los huevos y no la pepa encendidamente roja que buscaba evidenciar. La zorra me preguntó: "¿Se dará cuenta de que me estoy dando por el culo?". No respondí, porque antes de tratar de armonizar una contestación, me espetó: "Méteme los dedos en la vagina con una mano y con la otra clávame ...
... el pito por el culo, pero asegúrate de que él vea las dos cosas y por favor trata de no lastimarme". Me esmeré en hacerlo con cuidado, procurando que aquel anónimo espectador notara que el miembro de plástico se hundía en el ojete de aquella depravada; ya ni siquiera me reconocía a mí mismo: no sólo aceptaba que mi mujer se mostrara como una puerca ante aquel desconocido, sino que le ayudaba a que se diera cuenta de lo superlativamente puta que era. En no más de una hora, había visto a mi futura esposa encuerarse para alguien que no había visto en su vida, dedearse para él y no para mí, había mamado una verga de hule a la vista de dicho mirón y se la había metido por el hoyo negro a aquella meretriz que ni por asomo sabía que fuera tan cerda.
Cuando el pelón se percató por fin que estaba culeando a mi novia con la verga de plástico y que con la otra mano le dedeaba la concha, comenzó con aquellos espasmos inconfundibles de una venida soberbia luego de una excitación sobrenatural. Yo seguía enculando artificialmente a Paty cuando el satisfecho espectador dio por terminada la función subiéndose los pantalones, acomodándose los lentes y lanzando un beso hacia nosotros antes de cerrar las cortinas y apagar las luces. Como si estuvieran coordinados por un mecanismo invisible, la culona también se agitó, entregándose a un largo orgasmo, gritando desaforadamente mientras le seguía clavando aquello por el ano como un torero que encaja la banderilla una y otra vez.
Me sentí ...