MI JEFE HACE CONMIGO LO QUE QUIERE - Relatos Eróticos

MI JEFE HACE CONMIGO LO QUE QUIERE

Mi jefe Martín era un tirano, bueno no es tan viejo tiene alrededor de 40 o 45 años, pero da lo mismo. Yo tengo 20 años y por falta de dinero y haber dejado de estudiar tomé el primer empleo que vi en el periódico, así fue como llegué a trabajar con Don Martín. desde muy temprano tengo que estar en la bodega, donde todo el día estoy ordenando productos, llevando productos a otras secciones, guardando productos, en fin no paro de trabjar excepto para comer algo al mediodia, lo que tiene de bueno el trabajo es que me mantiene en forma, todo el día en actividad, subiendo y bajando escaleras, cogiendo cajas pesadas etc, me ha hecho mejor que ir a un gimnasio. Las dos secretarias que trabajan en la parte superior me llenan de piropos sobre todo en verano y con una de ellas tuvimos sexo en el baño de la bodega mientras todos estaban en colación. 
Volviendo a mi jefe Don Martín, es un pesado, desde que llega hasta que se va por la tarde mantiene nos mantiene vigilados, recorre cada rincón de la empresa para saber qué están haciendo sus empleados. Es machista, trata mal a las secretarias, pero también les dice todo tipo de groserías de tipo sexual, en una ocasión vi como le metía la mano por la falda corta a una secretaria  y después la olía, esa tarde ambos se quedaron en la oficina del piso superior, seguramente tendrían sexo y yo quería ver, pero mis compañeros querían ir a beber cerveza así es que nos fuimos enseguida. 
Con los hombres la cosa no es muy distinta, nos trata a ...

... garabatos cuando nos equivocamos en algo, nos hace quedar más allá del horario normal de trabajo si no hemos terminado algo etc, pero a veces también se comporta extraño, en una ocasión yo estaba agachado tratando de mover una caja y él llegó por atrás y golpeó mis nalgas con su mano extendida, se río y lo demás también, en otra ocasión me llamó a su oficina y mientras me explicaba algo que debía hacer al otro día temprano, él estaba sentado con las piernas abiertas y se tocaba el paquete sin disimulo, sentí ganas de darle un puñetazo, pero era el único sueldo que tenía y la situación económica no estaba como para no cuidar el empleo.
Una tarde de viernes llegó un camión cargado con cajas casi justo a la hora de salir del trabajo, maldije mi suerte y traté de escabullirme por algún lado, después diría que ya me había ido cuando llegó el camión, pero en la puerta de entrada vi que estaba el jefe con los tipos del camión, no había escapatoria, me puse la ropa de trabajo y salí justo cuando el jefe estaba entrando, me miró con la cara de perro que ponía cuando estaba enojado y casi gritándome me dijo.- en media hora quiero que todas las cajas estén guardadas. por culpa de estos buenos para nada voy a perderme parte del partido de futbol.- y pasó por mi lado. Para colmo de mis males mis otros compañeros habían logrado zafar, por lo que yo solo debía entrar y ordenar las malditas cajas. Al menos después me iría al bar y bebería mucha cerveza y seguramente terminaría en mi pequeño ...