1. (INCESTO CON MI HIJA


    Fecha: 16/11/2019, Categorías: Jóvenes Tus Relatos Autor: Anonimo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Quien escribe estas líneas lo hace porque ya la situación le resulta insostenible y necesita desahogarse, vomitar toda la mierda que lleva dentro… Porque vivo una intoxicación, una intoxicación pecaminosa, depravada, terrible…
    
    Soy un profesional, casado, tres hijos… Una familia corriente. Pero, ¿existen las familias corrientes? Sólo en apariencia. Cuando uno comienza a indagar al interior de ella, fijarse en los detalles que la forman, descubre que cada una de ellas constituye un universo independiente, exclusivo, inimitable e irrepetible.
    
    Algunos años después de contraer matrimonio mi mujer, gran mujer debo decirlo, me confesó que no sentía el menor deseo sexual, que no tenía ningún atractivo para ella. Me dijo, claro, que no iba a ser como el "perro del hortelano"; podía yo tener todas las aventuras que quisiera, pero son discreción. Y, ojalá, no tuviera la intención de divorciarme, pues ella me quería.
    
    Fue muy triste para mí, pero lo asumí y, finalmente, determiné que iba a vivir mi vida sin complejos ni limitaciones, salvo las necesarias para conservar la armonía familia. Tuve muchas aventuras, casi todas terminadas en forma triste, pues la mayoría de las mujeres sólo buscan un hombre "para su propiedad". Lo aman a uno mientras uno esté dispuesto a ser su objeto. Si uno exige independencia, automáticamente ese amor muta en odio parido y se convierten en hienas.
    
    No pude ser canalla, nunca. Podría mentir, engañar, pero aquello iba contra mi naturaleza y mi ...
    ... formación. Por último, después de muchas frustraciones y, con bastante sacrificio, decidí que era momento de cerrar la puerta al sexo. ¡Demasiados problemas! Así que, a pesar de ser un hombre con una líbido muy alta, comencé mi tarea de eliminar o, por lo menos, silenciar aquella parte de mi naturaleza. Podía no ser bueno hacerlo, pero en mi caso resultaba peor no hacerlo.
    
    Mi vida comenzó a desarrollarse de forma normal: trabajo, descanso, vida familiar… Nada extraordina.
    
    (2)Cuando la película terminó me retiré suavemente y mi mujer la sacó de la cama y la llevo, dormida como estaba, a la suya. Apagué la luz y, en la soledad de mi habitación, intenté dormir, pero fue imposible. Las sensaciones vividas habían sido demasiado fuertes para mí y no podía sacarme de la cabeza las ideas inquietantes que se habían metido en ellas. Así que me fui al baño y me masturbé. ¡Fue una corrida colosal! Nunca había tenido una corrida así. Pero logré tranquilizarme y, finalmente, dormirme.
    
    Pasaron varios días en los cuales aquella circunstancia volvía, como chispazos, a mi memoria, pero poco a poco fueron desvaneciéndose, volviendo a mi calma habitual.
    
    Una noche mi mujer tuvo que llevar a mis dos hijos mayores a una fiesta y me quedé solo con Lily
    
    en la casa. Me acosté y me dispuse a leer, pero mi hija entró a mi dormitorio con un video y me preguntó si quería verlo. Acepté y ella colocó la película. Era una de esas películas de terror bastante mala, pero que fascinan a los chicos. Se ...
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